Capitulo 3

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-¡¡Yulia!! Te dije que la interrogaras no que te acostaras con ella. –Le reprochó Natalia al verla llegar muchas horas después.
-No me acosté con ella, Elena se sentía muy mal "Natalia está celosa" –Dijo esto último cantando.
-¿Dónde está tu profesionalismo? –Dijo furiosa tras darle una cachetada.
-¡¡Naty!! –Dijo sentida antes de regresarle el golpe.
Natalia se dio la vuelta, no quería hablarle, no entendía la actitud infantil, tomó su gabardina y salió de allí.
-No te vallas, ¡Perdón! Lo siento, discúlpame. –Le dijo alcanzándola casi media cuadra después.
-Yulia ¿Qué te pasa? ¿Por qué actúas de esa forma?
La pelinegra se llevó las manos al cabello y lo revolvió cómo si de esa forma se aclararan sus ideas.
-Es que creo que estoy enamorada de Elena.
-De todas las mujeres del mundo ¿Por qué ella? ¿Por qué la única persona importante en nuestro caso? ¿Por qué una viuda embarazada?
-No se, no controlo lo que siento, no puedo.
Natalia suspiró fuertemente. –solo no la acoses y si no eres correspondida aléjate.
Yulia sonrió y la abrazó.
-Ya, ya déjame, volvamos al trabajo.
-¿Qué pasó en mi ausencia?
-Bueno, si no lo hubieran matado habría muerto pronto por la enfermedad, también que su trabajo no es tan digno, pertenecía a la firma de abogados "Emporio", ya sabes, la que está formada por hombres de dudosa procedencia, también que era adicto al juego y traficaba drogas, esto último no lo podemos probar, pero sabemos que es verdad.
-¿Sospechosos?
-Sí, nos hemos llenado de sospechosos pero ninguno tiene un motivo aparente.
-Son expertos en crear coartadas.
-Sí, pero yo sigo pensando que Elena nos oculta algo importante.
-Sí así es, debe ser por que la tienen bajo amenaza.

Las dos llegaron a la estación para una reunión de equipo, ya tenían el caso formado, la firma de abogados "Emporio" era conocida por defender a asesinos seriales y ganar los casos.
Los siguientes dos días se dedicaron solamente a los interrogatorios.
-No puedo creer que Elena lo defienda. –Dijo Yulia.
-Ya Yuli, volvamos al caso, evidentemente es alguien que el conocía por que no forzaron la entrada y no esperaba que fuera peligroso por que no se encontraba armado.
-¿Realmente ese hombre se merece que castiguemos a su asesino?
-Que el jefe no te escuche Yulia. ¿Sabes que deberías hacer? Ya que tienes una "amistad" con la señora Elena deberías convencerla de hablar, dile que la meteré en el programa de protección de testigos.
-Nooooo, no quiero que se la lleven.
-Mejor lejos de ti que muerta ¿No lo crees?
Yulia se resignó.
Esa noche volvió a su casa cómo a las 10 después de haber dejado a Natalia en la suya y se encontró a Lena sentada en la entrada.
-¿Qué haces aquí?
-Te espero.
-Hay Lena ¿Por qué no me llamaste?
-No quería sacarte del trabajo.
-Pasa, te prepararé un té ¿Cuánto tiempo tienes aquí?
-Solo un rato.
Yulia la pasó a la cocina y se sentaron a la mesa mientras el agua hervía.
-¿Qué te trae por aquí?
-La soledad, hoy nos entregaron el cuerpo de Andrei y todos están en la funeraria, mañana lo sepultarán a las 11, yo no quiero estar allí, los amigos de el son un tanto...no se, me dan un poco de miedo, les dije que me iba a ir a dormir, pero no pude, necesitaba hablar con alguien.
-Soy toda oídos Lena ¿Cómo te sientes?
-Mareada, gorda, fea, anti-sexy, necesitada, tengo miedo, me asusta el futuro, quiero huir.
-Bueno...el té que te voy a dar sirve para el mareo, no estás gorda sino embarazada, eres sumamente hermosa y sexy simplemente por ser tú, no te asustes por que vas a vivir el día a día, espero que tus reuniones de alcohólicos vallan bien, y respecto a las ganas de huir, yo considero que se vería algo sospechoso.
-Es solo un sentimiento, tengo demasiado miedo cómo para huir, no se que haría.
-Eres psicóloga, no debería ser difícil para ti encontrar trabajo.
-¿Cómo lo sabes?
-Mi trabajo es saber cosas. Le dijo sonriente mientras le servía te y galletas, se veía bastante cansada.
-Aquí me siento a salvo.
-Aquí estás a salvo ¿Te quieres quedar?
-¿Me llevarás al entierro?
-Hablaré con Naty para que así suceda.
-¿Ella y tu son...pareja?
-¿Natalia y yo? No claro que no, es mi mejor amiga en el mundo desde que estábamos en secundaria, es la única que no dejó de hablarme al enterarse que me gustaban las mujeres, pero tu...¿Cómo supiste? No soy obvia al respecto, aún los hombres intentan que les haga caso.
-No eres nada obvia es solo que el otro día afuera de mi casa te dijo que tenía sueño y le ofreciste compañía.
Yulia se sonrojó. –No pretendía ser escuchada. –Dijo tímida.
-No, no te apenes, yo soy la indiscreta, no te debí haber escuchado.
-Bueno, ya no importa, yo le hablo así a Natalia por que es cómo mi hermana y disfruto molestarla.
-Aquí entre nos, me gustan las mujeres. –Dijo Lena lo más natural que le salió, pero con una nota de nerviosismo oculto.
- ¿¡¿¡Qué!?!?
-¿Qué de que?
-Pero tú...te casaste con un hombre tú...pobre de ti.
-Una vez intenté decirlo, así que le saqué el tema a mi madre para ver que decía, se puso tan enojada, dijo cosas que me hicieron sentir tan mal, "Las lesbianas están tan hundidas en sus obsesiones que creen que solo alguien de su mismo sexo las va a entender" "No puedo creer que un mujer pueda caer tan bajo" "Espero que Dios no me castigue con una lesbiana..."
-Oh, que feo, no tengo palabras.
-Me asusté no pude decirle, de pronto todos a mi alrededor estuvieron en contra de la homosexualidad y al abrir mi libro de gramática leí "Vive cómo Dios manda". Me sentí acosada por el planeta.
-Me imagino.
-Luego conocí a Andrei al salir de psicología hace un año y medio y me enamoré.
-¿Entonces no te gustan las mujeres?
-Me encantan, es solo que Andrei se portó amable, me dio tiempo, me quiso...
-¿Entonces te casaste con el para guardar apariencias?
-Puede ser, yo ya no estoy segura de nada.
-Es normal sentirse confundida.
-Lo se.
-¿Qué me ves? –Preguntó Yulia al sentir esos penetrantes ojos sobre los de ella.
-Me encuentro en tus ojos.
-¿Qué haces en mis ojos? –Dijo siguiéndole el juego.
-Estoy nadando. –Dijo en un suspiro.
Yulia sonrió y se miraron por un rato.
-Vamos Lena, te prepararé mi cama, yo dormiré en el sofá.
-No, estás en tú casa, yo dormiré en el sofá.
-Claro que no, estás embarazada, yo amo dormir en ese sofá. Es tan divertido. –Dijo sonriendo.
Lena no pudo evitar reírse. –Está bien, sí tu dices.
-Me encanta tú sonrisa.
-A mi me encantan tus ojos.
Yulia le preparó la cama y le dio un pijama para que no durmiera con ropa. Cuando la vio acomodada se sentó en la cama junto a ella.
-Te traigo un vaso de agua por si te da sed en la noche, si te da miedo grítame, sí no despierto golpéame, trataré de estar alerta ¿Quieres que te lea un cuento?
-Voy a estar bien, no te preocupes. –Dijo riéndose. –Gracias por todo.
-No te apures, no es nada, sueña bonito.
Se iba a poner de pié cuando los brazos de Lena la atraparon. –Sueña bonito tú también. –Le dijo y la besó.
Un cosquilleo se apoderó de sus cuerpos, una clase de electricidad nueva y placentera, pero Yulia sabia que tenía que detenerse.
-Que descanses Elena. –Le dijo y apagó la luz.
En el sofá tocó sus labios y sintió el sabor de la chica de sus sueños.
-No puedo aprovecharme de su necesidad de afecto. –Se dijo asimismo en un intento de calmar su deseo.
Pronto se quedó dormida, sus sueños fueron pacíficos y calmados, su alarma sonó a las ocho en punto y pudo ver que Lena estaba junto a ella dormida y con la mitad de su cuerpo sobre el de ella. La pelirroja también se despertó a consecuencia de la alarma.

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