Capítulo 8

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Pasa otro día, otro "Hey, ¿qué estás haciendo?" de Namjoon ignorado. Es sábado, el día en que Namjoon esta "finalmente" libre. El día que Namjoon finalmente tiene tiempo para él.

Jódete, Jungkook piensa miserablemente mirando su teléfono, con los labios fruncidos. Él sabe que no lo dice en serio, lo que le duele aún más. Ni siquiera puede estar enojado con él. Parpadea para alejar el ardor repentino en sus ojos y se pone su enorme chaqueta, dudando.

La tranquila calma de su tarde libre se había sentido como una asfixia lenta. Miró Netflix, comio un burrito del cual solo se las arregló para comer la mitad, hizo flexiones, se desplazó por twitter. Todo se sentía incorrecto.

Cierra su computadora portátil y de repente todo está mortalmente silencioso, como si su dormitorio estuviera esperando que él explotara. Se da cuenta de que el tumulto de los exámenes, el estudiar para ellos, las actuaciones y el practicar para sus presentaciones durante la última semana había servido como una distracción de los sentimientos que amenazaban con ahogarlo.

Se pone de pie de golpe, sintiendo que hay insectos debajo de su piel. Todavía es temprano para encontrarse con Taehyung, pero él toma sus llaves y cierra la puerta al salir.

Taehyung siempre fue una buena distracción, especialmente combinado con el zumbido de las fuertes canciones y grandes cantidades de tequila. Se encuentran en el polvoriento garaje de alguien, con las botas golpeando contra el costado mientras balancea las piernas. Taehyung está perdiendo en Beer Pong y Jungkook se ríe.

Su teléfono está zumbando en su bolsillo y sabe quién es. Lo ignora junto con las agitaciones irregulares en su estómago. ¿Qué diría si respondiera? Durante dos días se imaginó contestando el teléfono y abriendo su corazón de dos maneras: escuchando la alegría frágil y forzada de Namjoon, y aplastándola diciéndole a Namjoon que sabía sobre Jin.

Si contesta el teléfono, tendrá que escuchar cómo suena la culpa en la voz de Namjoon tratando de terminar todo de la mejor manera posible. Si contesta el teléfono, será el final.

El teléfono deja de sonar y Jungkook deja escapar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo. Se sentía como una cuerda de violín haciéndose más y más delgada y cualquier próximo toque la rompería. Se pone de pie de un salto antes de que comience a gritar y buscar otro trago.


+


Namjoon mira su teléfono mientras se hunde en el suelo sucio del balcón de Hoseok. La inquietud que había logrado mantener a raya en los últimos días salta a la vida como una llama en su garganta. El piso está helado pero no puede sentirlo.

Sus mensajes siendo dejados en leído algunas veces no fue tan malo. El tampoco era el mejor en textear de todos modos, y habían hablado de lo ocupada que iba a ser su semana final. Asumio que Jungkook solo estaba luchando por mantenerse a flote durante la semana, igual que él. Habían hablado de eso, pensó que todo estaba bien.

Pero una tercera llamada sin responder, cuando Jungkook acababa de publicar un snap de un Taehyung borracho haciendo la macarena en el patio delantero de alguien, indicaba que algo estaba mal.

El pánico se levanta cada vez más en su garganta, pero de alguna manera esta vez es peor, peor ahora que el pánico se trata realmente de algo, más que de nada.

Toma una respiración profunda, Namjoon, dice una voz en su cabeza, pero está demasiado lejos. Las yemas de sus dedos ya están entumecidas y temblorosas, los jeans ajustados tiran demasiado de sus muslos.

Acababa de comenzar a creer que realmente se quedarían juntos, a confiar en la idea de que Jungkook no se cansaría de él y de toda su mierda. Él recuerda la forma en que besó a Jungkook hasta que despertó la última vez que estuvieron juntos y lo odia y lo extraña. Estúpido, piensa. Tan estupido.

Quiet Nights |NamKook|Traducción|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora