Nie MingJue disminuyó la velocidad a medida que se acercaba a la alta verja. El guardia de seguridad se acercó a su coche y le saludó con una reverencia.
—Bienvenido, señor Nie. Siga la vereda de la izquierda: allí le recibirán el coche. Que tenga una buena noche, señor.
Nie MingJue asintió con un gesto y cruzó la amplia entrada. Pasados los muros que rodeaban la mansión Jiang, pudo apreciar el lujo con que fuera decorado el amplio jardín.
Normalmente, el jardín de los Jiang era un paisaje digno de ser admirado. Un lago ocupaba la parte trasera, poblado de lotos en flor, y con embarcadero en el que se encontraban atados dos botes de remos y una pequeña lancha de paseo. Esta noche, linternas y luces artificiales iluminaban los senderos del jardín mientras la música y el bullicio suave de una gran cantidad de gente provenían de la casa a través de las ventanas entreabiertas.
Era la fiesta de compromiso de la hija mayor de los Jiang. Nie MingJue conocía a la chica desde que era una bebé. En algún momento, su padre, Nie Jiaolong, había sugerido que podrían llegar a ser una buena pareja; pero Jiang FengMian se había negado siempre a hablar de noviazgos y compromisos en tanto sus hijos fueran niños. Por fortuna. Habría sido bastante incómodo comprometerse con una chica para después descubrir que prefería a los hombres. Yu ZiYuan, la esposa del señor Jiang, no tenía las mismas reservas que su esposo: desde la infancia de su hija planeó que se convirtiera en la esposa del único hijo de los Jin.
Ya en el interior de la mansión, Nie MingJue fue recibido por un mayordomo, quien le condujo hasta los anfitriones. La mirada del recién llegado cayó sobre el grupo reunido en el extremo del salón.
Jiang FengMian mostraba su suave sonrisa mientras saludaba a los invitados. A pesar de rondar los cincuenta años, el hombre se conservaba muy bien, sin que una cana adornara su cabello oscuro. Su hija se parecía a él, hermosa y sonriente, primorosamente ataviada con un vaporoso vestido color lavanda. Del otro lado del anfitrión, se encontraba su esposa: Madame Yu era una mujer de una belleza dura, casi demasiado fría y elegante. En otros tiempos, Yu ZiYuan hubiese sido una reina poderosa, aseguraba siempre la madre de Nie HuaiSang.
Sin embargo, la atención de Nie MingJue se detuvo en el joven junto a Jiang YanLi. El hijo de Jin GuangShan era apuesto y orgulloso, demasiado joven para mostrar esa expresión de hastío y superioridad. Pero el invitado no miraba eso: había cierto parecido entre Jin ZiXuan y su hermano bastardo. Era imposible no verlo: el mentón, las cejas, la forma en que ambos inclinaban la cabeza sobre un hombro cuando creían no ser observados... Nie MingJue no pudo evitar preguntarse qué habría sido de Meng Yao si su padre lo hubiese reconocido.
Apretó los maxilares, furioso. Habían pasado más de dos semanas desde la última vez que le viera. En el regazo de Wen Xu. Se había dicho mil veces que no valía la pena pensar en ese muchacho, en nada de lo que ocurriera. Había sido su error creer que 'algo' estaba surgiendo entre ellos – algo sólido, importante, con posibilidades de transformarse en un futuro. Por supuesto que antes de aceptar su equivocación, Nie MingJue había hecho un último intento de entender: hizo que su secretaria llamara al Edificio Lan y preguntara por el chico, solo para recibir la respuesta de que Meng Yao ya no trabajaba con ellos. ¡Evidentemente, Wen Xu sabía cómo mantener a un amante!
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Delicatessen
FanfictionNie MingJue es cliente habitual del Club Delicatessen. Una noche descubre un camarero demasiado lindo para ser real. Y con los jeans más ajustados que pudiera imaginar. Antes de darse cuenta, solo vuelve por él. Yao es un camarero, no uno de los 'a...