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Izuku llegó al dormitorio, respiraba de manera agitada y había sudado un poco al intentar llegar al cuarto lo más rápido posible; las luces ya habían sido apagadas pero por los susurros que escuchaba sabía que no todos sus compañeros estaban dormidos. Igualmente para no despertar a los que ya estaban dormidos intentó caminar sin hacer ruido hasta su cama.

Agradecía inmensamente que las luces estuvieran apagadas y nadie pudiera ver que llevaba una pintura en sus brazos, porque seguro que lo obligaría a mostrarla y eso sería un golpe fatal a la poca dignidad que le quedaba. Tendría que pensar un lugar en el que poner la pintura y que estuviera segura, pero por ahora la dejaría debajo de su cama esperando que a nadie se le ocurriera mirar allí y la encontrara.

En realidad las camas del reformatorio eran frías y nada cómodas, pero Izuku estaba cansado que al momento de acostarse sintió cómo el peso de su cuerpo se desvanecía entre las sábanas y entraba lentamente al mundo de los sueños.

Fue despertado por el ruido de sus compañeros de cuarto, pero mientras intentaba cerrar sus ojos de nuevo los murmullos de sus compañeros se metían en su cabeza y no podía evitar divagar sobre ellos, entre más tiempo pasaba más cosas se acumulaban en su cabeza y comenzaba a dolerle. Tapó sus oídos con sus manos en un vano intento de dejar de escuchar el ruido de los demás, pero seguía igual, así que simplemente se rindió y deseó que se fueran rápido para así poder seguir descansando.

—No podrás saltarte las clases toda la vida —le dijo Dabi.

Y en el mismo instante que terminó la frase el golpe de una dura almohada impactó el cuerpo de Izuku, quien sólo pudo removerse en su cama, incómodo, para tirarle la almohada de vuelta, inmediatamente Dabi le devolvió el golpe.

Los demás chicos habían dejado de hacer ruido, y solo estaban observando cómo entre ellos se lanzaban almohadas, hasta que a alguien se le ocurrió gritar:

—¡Pelea de almohadas!

Y el caos inició.

Las almohadas iban y venían por toda la habitación, algunos chicos se golpeaban fuertemente entre ellos y otros las lanzaban esperando darle en la cara a alguien; Izuku tuvo que levantarse rápido de la cama e intentar cubrirse el rostro con sus brazos, pero cuando menos lo esperaba, alguien le dio un golpe en la espalda, haciendo que quitara los brazos de su cara y por consecuente, también le golpearan el rostro. Izuku no se había metido de lleno en la pelea aún, hasta que lo golpearon, y sintió las ganas de golpear la cara de los otros con las almohadas o en su defecto, lo que primero alcanzaran sus manos.

Izuku cogió su almohada, buscó alguien que fuera su víctima con la mirada, y vio precisamente a la persona perfecta, Dabi, quien estaba de espaldas hacia él golpeando a otro chico con su almohada. Como si fuera un ataque sorpresa, Izuku se acercó a él sigilosamente y cuando estuvo lo suficientemente cerca comenzó a darle golpes con la almohada en la cabeza, esperando a que Dabi se volteara para darle en la cara, curiosamente Dabi sí se volteó y todo fue aún más divertido para el pecoso, los golpes que le daba con su almohada no paraban, y el otro chico tal vez estaba demasiado sorprendido y por eso no se defendía, pero solo hacía las cosas más fáciles para Izuku.

Luego Dabi pasó su estado de sorpresa, agarró la mano del peli verde que sostenía la almohada y la alejó de su rostro, manteniéndola inmóvil mientras comenzaba a darle golpes a Izuku en su rostro. Otros chicos comenzaron a darles con las almohadas también, solo por diversión, y cuando menos todas las almohadas iban en dirección de Dabi e Izuku.

O fue así, hasta que llegó uno de los encargados de supervisión del reformatorio, y vio el desastre que estaba sucediendo, rápidamente se enojó, y dijo que debido al desorden que habían ocasionado iban 10 minutos retrasados a clases y por lo tanto, debían recibir un castigo.

Cuando Izuku escuchó la palabra castigo sintió que su mundo se iba abajo, odiaba los castigos, y odiaba que los supervisores se fijaran en él o en el grupo porque eso significaba que se convertirían en su sombra hasta ver algún cambio medianamente positivo.

Todos iban para clase luego de que el supervisor los regañara, incluido Izuku, solo que él se escabulló para huir de alguna y otra manera de la responsabilidad de ir a clases, y lo logró como siempre.

Izuku llegó rápidamente al lugar donde siempre estaba cuando saltaba clases, y se recostó en la pared gris de todos los días.

—Estúpido supervisor... Ahora tenemos que cumplir un castigo y ese no lo puedo evadir —se quejó en un susurro, pero al final de la frase gritó un poco en muestra de su frustración.

Escuchó unos pasos y dejó de gritar, estaría muerto si algún supervisor lo veía ahí en hora de clases.

—¿Pasó algo que te tenga tan frustrado, Izuku?

Y ahí estaba Tomura, apareciendo de la nada de nuevo. Izuku casi salta del susto que le dio escucharlo, pero la manera tan dulce que sonaba su nombre en los labios del otro chico hizo que se olvidara instantáneamente de lo que estaba pensando antes.

Ahora todos sus pensamientos se centraban en el peli celeste.

Y pensando en él, se dio cuenta de que había dejado la pintura debajo de la cama y algún supervisor podría verla, Izuku quiso golpearse porque en definitiva ese no era su día de suerte.

—Hey, ¿no me vas a responder?

Y con la mueca triste que hizo Tomura en ese momento, Izuku pensó todo lo contrario, debía de ser su día de suerte para ver aquella mueca que hacía ver de alguna manera tierno al otro chico.

—A-ah... Sí sucedió algo —dijo e hizo su mejor intento de risa despreocupada al final.

Definitivamente era un asco disimulando.

Tomura lo miró fijamente, e Izuku a cada segundo se sentía más ridículo por su actuación.

—Espera, antes de que me cuentes... ¿Estás nervioso... Por mí?

Para este momento Izuku estaba más que seguro, si Tomura leía mentes sí o sí, no había más razones para el hecho de que siempre acertara con todo.

Pero aún así Izuku intentó mentirle.

—Claro que no —aclaró, e hizo una mueca bastante lejana de la sonrisa que quería lograr. —Solo me siento avergonzado por la pintura de ayer, nada más.

Y Tomura seguía mirándole directamente a los ojos, aumentando sus nervios y haciendo que Izuku cayera lentamente más por él.





















































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me siento súper mal por haberles dejado sin capítulo por tanto tiempo incluso cuando dije que subiría uno pronto, como recompensa subiré uno o dos capítulos más además de este entre estos días.

espero que la historia les siga gustando y no se hayan aburrido de ella con tanta espera.

también quería preguntarles, ¿les gustaría que Izuku tuviera tatuajes, piercing o cosas así? ¡Comenten cuál les gustaría o si prefieren que no tenga ningún de estos!

en principio mi idea era que Izuku tuviera un tatuaje, pero ya no estoy 100% segura, me gustaría ponerle el mismo piercing que tengo yo pero tampoco estoy segura, por lo tanto su opinión sería de muchísima ayuda.

nos leemos pronto 💕💕
14042020;;

ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora