iv

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Vacío.

El patio y los corredores estaban sumidos en un vacío, si no fuera por Izuku que seguía deambulando por ahí, además de los celadores. Pronto sonaría la campana para dar inicio a la última clase del día, a la única que el pecoso asistía.

Artes. Para que sacaran todas esas emociones que tenían atoradas en el fondo de sus seres sin usar la violencia, la implementación de esa clase fue una maravillosa idea, justo por eso era la única clase a la que Izuku asistía, ahí podía expresarse de miles maneras a través de las pinturas, los dibujos y las pequeñas esculturas que hacía de vez en cuando.

Sus dibujos y pinturas eran casi siempre de pequeñas flores, todas eran diferentes porque al momento de pintar no se sentía de la misma manera, algunas eran naranjas y rojas, otras moradas y verdes, en cada clase se decidía por colores diferentes, unas eran rosas y otras tulipanes, también le gustaba cambiar el tipo de flor frecuentemente.

Y hoy no era la excepción, cuando entró al salón y se sentó en la primera silla que vio vacía junto a un gran lienzo en blanco sintió como en su mente salían miles de colores y tipos de flores. Aunque su creatividad se vio interrumpida por un simple comentario del encargado de las clases de artes.

—Como saben muy bien, chicos... —su voz era fuerte pero calmada, lo que curiosamente hizo que Izuku se removiera incómodo en su asiento. —Esta semana acabamos ciclo, lo que significa que algunos de ustedes podrán ver a sus seres queridos el fin de semana, celebrando eso me gustaría que hicieran una pintura para esas personas que tanto desean ver y que trabajaron duro por ellos todos estos meses.

Izuku miró a sus lados y pudo observar como la mayoría de sus compañeros se alegraba ante la noticia, él no lo hacía porque sabía muy bien que no era del grupito que vería a su familia.

Y ya que la mayoría de sus compañeros comenzó a pintar a personas, pensó que también sería buena idea que él lo hiciera, aunque al momento de pensar a quién pintar su mente se nubló y solo mantenía el rostro de quien se había apoderado de sus pensamientos durante los meses anteriores.

Sin negarse a pintar a aquel misterioso chico, comenzó haciendo un suave boceto a lápiz sobre el lienzo, luego empezó a dar pequeñas pinceladas con diversos colores formando unas lindas gloxinias, de entre las flores comenzó a pintar un rostro pálido, unos impresionantes ojos carmín y un cabello celeste.

Le dedicó un buen tiempo a las pinceladas, cuando ya todo el lienzo tenía color comenzó con los detalles. Las prominentes ojeras del chico, las líneas de expresión que se marcaban en su rostro según lo que había alcanzado a observar, sus labios secos y partidos, el brillo natural de sus atrayentes ojos y demás.

El tiempo pasó rápido a su percepción, cuando menos ya tenía su lienzo terminado, unas flores rodeaban a un joven peli celeste, y aunque no sonara muy impresionante, a sus ojos era la obra más bonita que había hecho hasta ese día, la forma en que el chico resaltaba, sus sombras y brillos. Definitivamente esa obra se convertiría en su favorita.

Cuando terminó sus compañeros le aplaudieron por su grandioso trabajo y él se sentía inmensamente feliz porque en esa clase no estaba Dabi.

Cuando la clase acabó Izuku se llevó su pintura, no quiso que nadie más la viera porque podría llegar a oídos de Dabi y seguramente él le haría burla por eso hasta sus últimos días en el reformatorio. Iría al dormitorio más tarde y encontraría una forma de esconder su pintura, por ahora solo se iba a recostar en la misma pared de siempre.

Sintió como un peso dejaba su cuerpo al momento de sentarse y recostarse sobre la pared gris, se puso a observar nuevamente su pintura por unos minutos hasta que una voz lo interrumpió.

—Que bueno que estás aquí, no estaba seguro de eso por la hora —dijo Tomura mientras se sentaba fuera de la reja.

Izuku sintió como su pulso se aceleraba y sus manos comenzaban a sudar por montones, eso con tan solo verlo, y pudo fijarse en que traía la misma ropa de siempre pero nuevamente no traía alguna bolsa negra.

Con una sonrisa, Tomura habló de nuevo:

—Eso lo pintaste tú, ¿no?, Quiero verlo, por la manera que lo observabas seguro pintaste a alguien importante.

E Izuku casi se desmaya en ese momento al escuchar sus palabras.





















































































































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sé que no actualizo está historia desde hace rato pero no tenía inspiración, srry

¡espero que les haya gustado el capítulo!

y una última cosa, aunque no nos fijemos demasiado, siempre que dibujamos algo o pintamos alguna cosa, inconscientemente reflejamos nuestros sentimientos en los trazos que hacemos, por lo que todo tiene un significado; no ha sido una rosa blanca lo de dibujaste simplemente porque sí.

;;180919

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