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Ya en el salón de clases, Izuku intentaba pensar solo en cosas que le gustaran, lo que quiere decir, pensar en Tomura, quería mantener su mente ocupada con cosas lindas para así poder dejar de sentir preocupación por el castigo que se les avecinaba a él y a sus compañeros de cuarto.

Sinceramente no habían hecho nada grave, solo una tontería típica adolescente, pero sin quererlo Izuku comparaba la situación con la que tuvo hace algunos meses, luego de haber sido juzgado y sentenciado definitivamente en el tribunal de menores, lo habían metido en ese horroroso lugar que no solo era para que fuera consciente de lo que había hecho, pagara por ello y comenzara un proceso de resocialización, sino que tenía que cumplir las reglas de manera estricta.

Izuku todavía recuerda los golpes de uno de los supervisores cuando no acataba las reglas, eran como su peor pesadilla y los seguían siendo incluso si aquel supervisor fue juzgado ya por sus actos, simplemente el dolor que sintió y las marcas del látigo de ese tipo parecían seguir en su cuerpo y mente.

Aunque curiosamente él mismo se contradecía, porque aunque le tenía miedo a los castigos, se saltaba las clases todos los días como si fuera nada, aunque esto era un tema aparte porque también odiaba las clases.

Odiaba muchas cosas de ese lugar, pero comenzaba a pensar que no estaba tan mal porque había conocido a Tomura y seguía pudiendo expresarse a través de sus pinturas, era simple en ese aspecto pero se sentía mejor por esas dos cosas.

Pasaron al rededor de 20 minutos y el supervisor no llegó al aula de clases, por lo que rapidamente Izuku se dio cuenta que había perdido tiempo valioso que pudo haber invertido hablando con Tomura, y también, que el supervisor anunciaría el castigo en la última clase del día.

Genial, ahora tendría que entrar a una clase más.

Y para rematar su mala suerte en ese momento, había entrando a una clase de... ¿matemáticas?

Izuku era malo en matemáticas y en todo en lo que tuviera que dar demasiado de sí mismo para comprender, los números, las reglas, los análisis y todas las cosas que veían en esa materia simplemente no eran lo suyo; y mucho menos lo que veía en la pizarra, estúpidas funciones que no entendía.

En momentos así, lo único que quedaba era conseguir una hoja y un lápiz y dibujar para así despejar un poco su mente y llegar a relajarse. Oh, y también cruzar los dedos deseando que no lo pasasen al frente a resolver un ejercicio, sería demasiado para Izuku.

Ya con lápiz y papel, su mente se mantuvo vacía unos segundos justo cuando pensaba en qué podría dibujar, parecía que incluso su mente no coopearía con él. Sin una idea clara, comenzó a hacer simples trazos y rayones a los que luego intentaría darles alguna forma con sentido.

Líneas que parecían ser sin sentido comenzaban a llenar la hoja, Izuku no hacía trazos limpios pero de alguna manera seguían viéndose bien para él, no tenía idea de lo que hacía, pero sentía que con cada línea se desahogaba un poco más que antes y el peso sobre él disminuía al ritmo que él dibujaba las líneas sobre el papel, parecía que hacía algo simple y al azar, pero mientras más tiempo pasaba y más líneas hacía se daba cuenta de que podría darle forma, sin quererlo algo que tanto quería se había formado.

Flores, unas de las que en realidad no conocía el nombre pero estaba seguro de que lo eran, de pétalos largos y un poco caídos, pero igualmente con un toque que mostraba que habían sido dibujadas por él. Aunque normalmente no era muy orgulloso de sus dibujos, de su arte, luego de mostrarle la pintura a Tomura comenzaba a sentirse más confiado por alguna extraña razón, quizá lo que hacía no estaba tan mal como creía.

Comenzó a hacerle algunas sombras a lápiz para darles más detalles, no demasiado, porque sentía que podría arruinarlo y temía hacerlo, además tendría que pedirle a alguien un borrador y probablemente solo una persona de todo el grupo tendría uno y sería molesto encontrar a esa persona.

También, le estaba comenzando a dar sueño, quizá por lo aburrida que era la clase o porque sí, sinceramente no necesitaba una razón para que le diera sueño, ya había terminado su dibujo, así que esperando que el profesor no le pillara, se permitió recostarse entre sus brazos y el pupitre y darse una siesta.

El ruido de la campana lo despertó, todos a su alrededor recogían sus cosas y él tan solo tenía un lápiz y un papel, mejor que llevar tantas cosas como los otros en realidad. Seguía con sueño, así que decidió ir al lugar de siempre a dormir por un rato más, qué más daba, estaba bastante cansado y no quería preocuparse por nada más que no fuera conciliar su sueño tranquilo.





















































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h e y
¿cómo están?

volví después de casi un mes desde la nota que dejé y bueno, primero que todo quiero darles muchísimas gracias a las personas que me dejaron comentarios apoyándome y esas cosas, me ayudaron a distraerme de todo lo que estaba sucediendo al rededor y en serio que lo necesitaba.

lo segundo que tengo que decir es que, no sé qué tan frecuente actualice de ahora en adelante, me gustaría decir que actualizaré bastante pero tengo más tarea que vida (dejé acumular más tareas, ups), además no he tenido mucha inspiración  y a veces me pierdo un poco en la trama y no me salen las ideas para seguir de la manera que quiero. También tengo más historias que no he actualizado porque me he quedado en blanco y he estado escribiendo un tipo de historia corta original para desahogarme de vez en cuando.

Y por último, sé que dije que haría unos dibujos pero me demoraré más en eso debido a que no se me da muy buen dibujar o tal vez sí, pero hace mucho que no lo hago así que es casi lo mismo, igual también me da más tiempo para pensar acerca de qué ponerle, tengo algunas ideas y veré qué hacer próximamente.

¡espero leerlos pronto, cuídense! ♡
19052020

ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora