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🎁 Leif 🎁

Caminaba tranquilamente por la ciudad. Había salido a hacer algunos recados aprovechando que Tatum había estado entusiasmada de quedarse con tía Margie. Afuera el clima era frío, pero no había nevado la noche anterior y tampoco parecía como si fuera a hacerlo aquella mañana por lo que se podía salir a la calle sin sentir que se le iban a congelar hasta los intestinos. Además se había ofrecido a hacer algunos mandados para su tía y así ayudarla un poco.

Había terminado casi con todo, solo le faltaba hacer algunos depósitos en el banco y ya sería libre de volver a buscar a su hija y llevarla de vuelta al apartamento. Pero de alguna manera había terminado en la zona viva de la ciudad y le sorprendió darse cuenta que a pesar de que el clima no fuera el mas optimo, las personas parecían estar felices de recorrer las calles. Quizá se debía a la fecha, a lo cerca que estaba la navidad. Poco más de un día y la mayoría estarían destapando sus regalos. Compartiendo con la familia y...él ni siquiera sabía que estaría haciendo el 24 de diciembre por la noche. Se suponía que debía asistir a una fiesta. Callum incluso le había enviado la dirección en un texto, pero...¡Argh! sabía que asistir a esa fiesta era un error, sobretodo después de lo que había pasado en el pasillo.

De solo recordar la manera en la que su vecino lo había acorralado. La forma en la que su cuerpo entero se prendió en llamas por la cercanía. Lo acelerado de su corazón, las ganas que había tenido de lanzarse hacia delante y estampar sus labios con los de Callum. Dios, el hombre olía increiblemente bien, tanto que quería frotarse contra él como si fuera un gato. Sacudió la cabeza, no necesitaba recordar todo eso de nuevo, ya suficiente había tenido ese día, cuando tuvo que volver a su apartamento y deshacerse de la erección que su oh tan caliente vecino había dejado en sus pantalones.

Pero dejando de lado todo el aspecto poco objetivo de la situación, Tatum había estado bastante tranquila y animada los últimos días, ya no parecía como un pequeño fantasma que solo quería permanecer en su cuna todo el día y por lo tanto no quería arruinar eso.  No quería que al ver a Callum nuevamente, ella se retrajera en si misma. Pero había dado su palabra y odiaba no cumplir eso.

Se había metido en un embrollo, de eso no le cabía la menor duda.

Su estómago soltó un gruñido haciéndole saber que necesitaba conseguir algo de comer en los próximos minutos. Era una suerte que estuviera en la zona viva y que los restaurantes, bares y pub abundaran. Tenía de donde elegir, así que se detuvo un momento y barajó sus posibilidades. Fue un Pub del otro lado de la calle. "The cave", se leía en el cartel sobre la puerta. El lugar tenía un ventanal al frente que daba una vista hacía el interior en donde todo parecía estar decorado en tonos oscuros, además de un arbolito de navidad en uno de los laterales; afuera había una pizarra en la que se mostraba el especial de aquel día, el cual consistía en un emparedado de pavo acompañado de una soda o una cerveza. Siendo sincero hubiera preferido una taza de chocolate, pero el emparedado de pavo no sonaba nada mal. En lo absoluto.

Vio a ambos lados de la calle y cruzó más hambriento que antes. Una campanita sonó en el interior anunciando su llegada y casi de inmediato una chica se acercó a él. Usaba una blusa color vino, combinada con un pantalón en color negro, del mismo tono que su delantal.

-Bienvenido- Ella le sonrio - ¿quieres una mesa o prefieres sentarte en la barra?

- Una mesa está bien.

- Con gusto

Ella lo guió un poco más adentro y es que era más grande de lo que aparentaba por fuera. Las paredes eran de ladrillo dándole una apariencia mas rústica. La mesera lo ubicó en una mesa del fondo que era casi como un reservado. Los asientos consistían en una banqueta semicircular y una luz baja y iluminaba la mesa dándole una sensación de intimidad y calidez bastante agradable.

Querido Santa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora