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🎁 Leif 🎁

No le gustaba hablar sobre la muerte de Ivy, porque normalmente las personas solían reaccionar de una manera demasiado dramática soltando los típicos "Lo siento tanto", "comparto tu dolor" o que tal los "Debes extrañarla mucho". Siempre era incomodo escuchar ese tipo de comentarios y casi esperaba que Callum respondiera de esa manera, encambio le dio una mirada apenada, quizá arrepintiéndose por haber hecho tal pregunta. Pero luego el castaño suspiró y bajo sus ojos azules hacía Tatum, quien parecía muy cómoda en su regazo.

- Vaya, eso es bastante jodido- nunca nadie había dicho algo como eso y de algún modo hizo que Leif se relajara.

- La verdad es que si.

-¿Y puedo saber cómo fue?

- Un tipo de leucemia que avanzó demasiado rápido y pues para cuando los doctores lo descubrieron, era demasiado tarde.

A veces se decía que eso era tan malditamente injusto. Porque Ivy era una chica llena de vida y de pronto había enfermado sin la más mínima oportunidad de salvarse. Era tan joven y estaba tan feliz con la idea de ser madre. Pero la peor parte de todo fue verla apagarse cada día un poco más. Saber que no importaba cuanto lo deseara, el final iba a ser inevitable y doloroso. Leif no quería volver a sentir eso en toda su vida. Perder a un ser querido siempre era algo muy difícil de procesar, porque dejaba una herida en el alma que nunca sanaría; Y puede que no haya amado a Ivy de manera romántica, pero si  lugar a dudas era la mujer que más había amado en su vida.

- Debo suponer que Tatum se parece a ella- comentó Cal haciéndole cosquillas en el estómago a la pequeña. Para no ser bueno con los niños, estaba haciendo un increible trabajo.

-Afortunadamente.

-¿Qué significa eso?- cuando esos ojos azules se clavaron en él, Leif se sintió un poco inestable, con su estómago haciendo todo tipo de cosas graciosas, como revolotear. - ¿No te hubiera gustado que Tatum se pareciera a ti?

Okey, no sabía como rayos responder o cuanto debía decir, porque él e Ivy (y tía Margie) eran los únicos que sabía el verdadero origen de la pequeña. Sin embargo, por alguna razón sentía que podía confiar en su vecino y eso era algo tan alucinante, porque normalmente no solía confiar tan deprisa en los desconocidos como para hablar sobre su vida privada.

- No es eso- se encogió de hombros- es solo que Tate no es mi hija biológica. Su madre y yo eramos mejores amigos, por lo que cuando ella se quedó embarazada y el imbécil de su novio la abandono, pues decidí casarme con ella.

- Vaya- Cal soltó un silbido por lo bajo - Debiste amarla mucho si aceptaste ayudarla a ese nivel.

- La amaba, si. Pero no de esa manera- sonrio cuando el castaño frunció el ceño- Para mi Ivy era como una hermana.

-¿Entonces te va el incesto?- Ese hombre definitivamente no tenía ningún reparo en decir lo que pensaba, y Leif se encontró riendo por ese descubrimiento.

- En lo absoluto. Soy gay así que no me atraía ni física, ni románticamente hablando...- Se quedó muy quieto cuando esas palabras salieron de su boca. No es que estuviera en el armario, no lo consideraba de esa manera. Pero hablar libremente sobre su orientación sexual con alguien que acababa de conocer, no era algo que haría  normalmente. Solo esperaba que Cal no fuera homofóbico.

-Oh

- Si, bueno... vivíamos en un pueblo bastante prejuicioso por decirlo de alguna manera, así que casarnos fue algo que nos benefició a ambos. A ella no la verían como una "cualquiera" por ser madre soltera y a mi dejarían de darme miradas recelosas cada vez que salía de casa- dijo rápidamente para justificarse, lo que era ridículo porque no le debía nada a su vecino. - Y además podríamos darle una familia a Tate. O al menos ese era  el plan.

Querido Santa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora