Tengo el poder de controlar el mundo a mi alrededor, lo moldeo hasta que cada minúsculo detalle cumple con mis estándares, de tal manera que mis iniciales son suficiente para que las marionetas empiecen a bailar y cumplir su papel. Cuando deseo algo soy incapaz de controlarme, lo poseo hasta corromperlo y lo consumo hasta saciar mi adicción.
¡Ah! Muñeca. La memoria de la primera vez que te vi sigue fresca en mi mente; esos ojos grises dominados por la curiosidad, esos rizos marrones que no parabas de colocar detrás de tu oreja, y esa sonrisa dulce que le dirigiste a un hombre que no soy yo. Él te miró por un segundo más de lo que debería.
No te preocupes, me tome el placer de encargarme de él. También fue fácil reemplazarlo por tu nueva compañera. Si tengo que reemplazar a cada gilipollas que se acerque a ti en esa empresa lo haré. Debería de haberte enviado sus ojos en una caja de regalo, tal vez así entenderás que tus sonrisas me pertenecen.
¡Joder, mi querida Marieth! No te imaginas que tan difícil fue decidir que me mantendría alejado de ti, quería conservar ese brillo inocente en tu hermoso rostro y si te arrastraba a lo oscuridad de mi vida..... No vale la pena.
Me había conformado con verte a través de una pantalla, por eso ordené instalar cámaras en la oficina que capturan cada uno de tus preciosos ángulos. ¿Quieres saber algo, muñeca? Mi día podría haber sido una mierda pero me fascinaba ver que color de ropa interior elegirías para
alegrármelo. Debería de castigarte por todas aquellas veces que elegiste ponerte un jodido pantalón.Aquella noche, tú misma corriste a mis brazos y yo no creo en las coincidencias. Me hiciste feliz de una manera retorcida. Una oleada de euphoria me saca una sonrisa al recordar la forma en la que temblabas contra mi pecho, tan jodidamente pequeña.
La suerte parece estar de tu lado, haces que mi sangre hierva y eres la única persona que ha sobrevivido después de faltarme el respeto. Tienes una boca que no te ayudará si no te enseño una lección, valiente para hablar y cobarde para actuar.
Aprieto el volante con tanta fuerza que mis nudillos se ponen blancos y maldigo, Marieth Jones, eres una experta en sacarme de quicio.
Te dejaré insultarme otra vez si eso significa que podré tenerte debajo de mí, con ese mismo vestido negro que delinea cada curva de tu tentador cuerpo y es tan fácil de levantar. Mi polla endureció cuando tus mejilla se enrojecieron y más al sentir como se te mojaron las bragas al tener mi mano alrededor de tu frágil cuello. Podría haberte arrancado las bragas para follarte sobre mi mesa pero prefiero que mi mujer esté dispuesta, no necesito obligarte, sé que me rogarás que te posea.
«¡Joder, concentrate!»
Necesito toda mi atención en lo que estoy haciendo, no en el exquisito culo de Marieth. Me acomodo en el asiento de cuero de mi Bentley y vuelvo a comprobar si he recibido la información que necesito sobre esa matricula.
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Hail
RomanceA él no le interesa ocultar que los asesinatos son parte de su Currículum vitae. Él es maniático, posesivo, impulsivo y muy agresivo. Él necesita dominar todo aquello que entra en su vida. Para las autoridades su rostro es desconocido pero su nombre...