A él no le interesa ocultar que los asesinatos son parte de su Currículum vitae.
Él es maniático, posesivo, impulsivo y muy agresivo.
Él necesita dominar todo aquello que entra en su vida.
Para las autoridades su rostro es desconocido
pero su nombre...
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—Marieth, te ha llegado un paquete— dice mi madre desde la entrada de mi habitación.
Levanto la mirada de la pantalla, encontrándome con sus curiosos ojos grises y la sonrisa cálida que brilla en su delicado rostro. La imagen de mi madre es impoluta, como de costumbre, ni una sola hebra castaña fuera de lugar y un traje de falda negra que contrasta con la palidez de su piel.
—Yo no he pedido nada.
—Es normal que se te olviden cosas después de haber pasado por un evento traumático, cariño— su voz se rompe, mientras deposita la caja a mi lado y evita hacer contacto visual.
Sé que se siente culpable por no haber estado aquí para mí, pero irse de vacaciones no es un crimen y es algo que pocas veces pasa. Mis padres emplean la mayor parte de su tiempo entre el trabajo y su única hija.
En estás últimas dos semanas me he tenido que acostumbrar a ver el reflejo de la lastima en la mirada de todos a mi alrededor. Mi padre sigue esperando a que me rompa cada vez que me abraza, se rehusa a dejarme salir sola y tuve que persuadirlo para que no contratara a un equipo de seguridad.
Ahora que lo pienso, no es tan mala idea.
—No te preocupes, mamá— hablo con tranquilidad, poniéndome de pie para dejar un beso en su mejilla.
—Por favor, llámame si necesitas algo—. Ella sonríe una vez más —. Hoy tengo tres cirugías programadas y tu padre volverá a las ocho.
—Lo haré. Te quiero.
—Yo también, cariño— responde antes de salir de mi habitación, poco después escucho sus tacones y el sonido de la puerta principal al cerrarse.
Vuelvo a dejarme caer sobre el mullido colchón de mi cama y acaricio el suave lazo de seda negra con el ceño fruncido. No necesito indagar para saber que la extravagante caja gris es obra de Hail.
¿O debería de llamarlo Alessio?
Un escalofrío recorre mi espalda al recordar el mensaje que recibí la noche pasada, el psicópata me ha estado vigilando y eso ha catapultado mi paranoia de 1 a 100. No sé si tiene cámaras y micrófonos dentro de mi casa, revisé hasta el ultimo rincón, sin éxito. Por suerte, el coche negro ya no se encuentra allí fuera, pero cada sonido que escuchó desencadena una reacción de pánico en mi interior.
Después de haber cuestionado mis opciones , decidí seguir investigando, esta vez con más cautela y desde un dispositivo que no está conectado al servidor de la Pierce's Law. Mis últimos tres días se pueden resumir en mi pequeño trabajo de detective.
Encontré una buena cantidad de información sobre la familia Moretti, pero nada incriminatorio o relacionado a los atroces crímenes de los que tengo conocimiento. Es todo lo contrario, los Moretti son dueños de numerosas multinacionales en casi todos los sectores que existen, llevan décadas acumulando su fortuna de la que invierten una ostentosa cantidad en obras caritativas, su imagen es impecable y la única mancha está relacionada con demandas laborales.