Capítulo 18

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"Hipnotizado"

-Bien si el cuerno de bienvenida lo tocaron por aquí, significa que la isla de los defensores del ala esta al este...y la orilla al oeste...entonces el mundo oculto debería estar...Demonios nunca fui buena en cartografía.-Solo había agua, isla y cielo, no había casi ninguna referencia y Brutilda estaba perdiendo la paciencia- Scaldi, tu sabes por dónde vamos?.

El dragón movió la cabeza como si estuviera tragando con dificultad y movió su aleta más rápido, Brutilda tuvo que agarrarse con fuerza para no caerse de su lomo, se abrazo a el y cerro sus ojos. Pasaron minutos y decidió abrirlos.

Ahí estaba.

La orilla del dragón.

-¡SCALDI!, dije el mundo oculto, maldita sea, ¿por qué el mundo oculto debe estar tan oculto?- sin importar el enojo que sentía divisó los tres grandes montes cubiertos de nieve que identificaban la orilla del dragón, cuando los vio, sintió una calidez inmensa, como si estuviera de nuevo en casa, que de hecho, lo estaba. 

Pero algo no andaba bien.

El olor a humo llegó a su nariz y la tapó enseguida, sus ojos empezaron a arder, ya no podía ver nada, sólo divisó a las colinas gemelas, una isla que nombraron así con el equipo por tener dos montes del mismo tamaño, el nombre fue idea de Hipo si no se notaba, la chica comenzó a toser y a perder un poco la vista, tenía que hacer algo.

-Scaldi-habló con voz ronca mientras palmeaba suavemente su lomo-abajo.

El dragón obedeció y se sumergió en las profundidades del océano, cuando paso un momento el dragón salió rápidamente hacia el cielo, dejando todo el humo atrás, seguía impulsándose hacia arriba hasta que sobrepasaron las nubes, la bestia hizo gárgaras a modo de consultar si Brutilda estaba bien, pero no hubo respuesta, preocupado giró su cabeza y vio a su lomo vacío, el Escaldaron abrió los ojos por la impresión y comenzó a buscarla, pero no la encontraba, con el corazón en la garganta y las pupilas dilatadas por no sentir su olor con tanto humo lanzó un rugido desesperado al aire.

Una llamada de auxilio.

POV.Astrid

Las cosas se estaban saliendo de control, los chicos están nerviosos, todos lo estamos, todos sabemos que ese incendio fue provocado. y el apellido Grimora tiene que ver en esto.

Todos subimos a un barco y comenzamos a remar para llegar a la otra isla.

-¿Cómo apagaremos el incendio?-musitó Brutacio quien movía ambos brazos en un círculo en su dirección para que los remos hicieran su trabajo

-Cortafuego idiota-mencionó Patán

-El fuego ya avanzó mucho enano, debemos hacer un simulacro de agua improvisado- comentó mi hermana mientras apretaba su mandíbula, no se siente cómoda, puedo verlo y sentirlo, ¿qué se supone que deba hacer?

-Perdón, ¿cómo me llamaste?-dijo Patán pero dejé de escuchar, las peleas no son mi mejor motivación en este momento. Comienzo a morder mis labios mientras mantengo los ojos sin parpadear, por primera vez en mucho  tiempo tengo miedo, estoy aterrada, la última ves que enfrentamos a Grimmel Hipo casi muere, ¿que tal si ahora el nuevo adversario o adversaria es más fuerte?, si pierdo a Hipo no me lo perdonaría, pero debo ser positiva, ellos pueden ser mejores, pero nosotros hemos entrenado también, no nos dejaremos derribar tan fácil.

-Estaremos bien My'Lady, todos estaremos bien.

Volteo a ver a Hipo quien dejó de remar para poner una mano tras mi cuello y la otra en el muslo de mi pierna, empieza a masajear mi cuello y le sonrío a sus caricias, el me mira y con eso me dice que todo estará bien, pero por alguna razón siento que no, es un dolor en mi pecho que pone alerta todos mis sentidos, mi instinto protector crece con él y recupero las fuerzas que me faltan, pero no es suficiente, tengo miedo, ese miedo que te hace enfocarte en lo que pueda pasar en el futuro y no lo que estás viviendo en el presente. Cierro mis ojos memorizando su tacto, impregnando su olor en mis recuerdos he imaginándome sus ojos verdes cada vez que me miran, cuando los abro, su mirada bosque está sobre mi, su expresión me dice que está intentando leerme, pero soy un libro cerrado, y agradezco que sea así para no preocuparle. El sin soportarlo más, toma mis manos entre las suyas y las besa delicadamente, luego me atrae a él y besa mis mejillas, mi frente y la punta de mi nariz.

Hermanas HoffersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora