Mistake #21

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...

Por otra parte, Donghae no esperó una respuesta suya. En cuanto le dio el beso más bonito que Hyukjae hubiera tenido en la vida, Donghae corrió hacia el ascensor como si tuviera el trasero en llamas. Presionó el botón para llamar al ascensor, pero viendo que iba a tardar, tomó el camino por las escaleras subiendo de a dos escalones.

Hyukjae se quedó un rato allí en el pasillo, tratando de procesar lo ocurrido. Se recargó contra la puerta del departamento suspirando irremediablemente. Al segundo siguiente la puerta se abrió de golpe y Hyukjae cayó sobre su retaguardia.


—Qué diablos... —farfulló frotándose el trasero. La sombra robusta que se cernió sobre él cortó su queja al instante. Del susto casi se tragó la lengua—. ¡Hy-hyung! —lo llamó en un tono suplicante.

—¿Qué tenemos aquí? —susurró Kangin con un brillo sádico en los ojos.


Hyukjae sabía que no saldría bien librado de esto.


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A la mañana siguiente...


Donghae abrió a duras penas los ojos. Los golpes en la puerta de su habitación sonaban incesantes. Con gran dificultad rodó sobre su estómago y cubrió sus oídos envolviendo la almohada sobre sus orejas. ¡Había dormido tan poco! La mayor parte de la madrugada se la pasó pensando. Ahora todo lo que quería era descansar hasta la puesta del sol. Pero los golpes en la puerta no se lo permitían y al molesto golpeteo se le unió los gritos exasperados de su hyung.


—¡Yah, abre, condenado pez!


Donghae gruñó aventando la almohada lejos. ¡Así no se podía dormir! De mala gana se levantó. Antes de abrir la puerta recordó examinar su entrepierna. Sí, debía hacerlo desde que cierta persona humedecía sus sueños. Afortunadamente, esa mañana el mástil estaba abajo, todo en orden.


—¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Qué pasa? —preguntó frotando un ojo, todavía adormilado.

—Pues que ya está listo el desayuno —bramó Heechul, masajeando su mano. Ahora Donghae se preguntaba cuánto tiempo había estado golpeando la puerta. A él le parecieron unos cuantos minutos nada más—. Ve antes de que Kangin suba y te baje de los pelos. Ya sabes que para Leeteuk, el desayuno es sagrado y nadie se puede ausentar.

—Ya voy —dijo tras un bostezo. Iba a cerrar la puerta cuando Heechul interpuso su brazo—. ¿Ahora qué?

—Supongo que no viste a Hyukjae hoy.

—¿A qué te refieres, Heenim? —Donghae prestó atención a la expresión de su mayor. Éste se veía inusualmente serio.

—Porque no lo observas por tu propia cuenta. Ve a desayunar.


Ahora sí Donghae había perdido el sueño. Preocupado y aún con el pijama puesto, fue al piso inferior. Al tomar su asiento, inmediatamente sus ojos buscaron a Hyukjae, pero éste no se encontraba por ningún lado de la mesa.


—Empleado, trae una taza de café para Donghae —ordenó Kangin en voz alta.

—¿Empleado? ¿Contrataron a un empleado? 

Encantadora torpeza [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora