Narra Aurora:
Ya ha pasado un año y aún no tengo idea de donde venía, ni quien fui antes de aparecer en aquel bosque abandonado, solo las palabras de huir son las únicas que se encuentran clavadas en mi mente día y noche, aunque a decir verdad nunca supe de que tendría que huir, son palabras de un acertijo que aún no he descubierto.
Los dolores desgarradores que sentía hasta lo más hondo de mis entrañas han desaparecido junto con la joven ingenua que fue encontrada en el suelo en sus últimos momentos de vida, que fueron salvados gracias a esta familia que me dio hogar, “Los Roswell” no sé mucho sobre ellos sólo se que mi trabajo ahora en adelante es acabar con algo que les llaman seres mitológicos de los cuales no tenía idea de que existían.
— Vamos, cinco abdominales más — escucho decir a Darío, el líder de este grupo y uno de los que me rescataron.
Esta buscando mejorar nuestra capacidad física para poder batallar con lo que nos espera afuera de estás puertas, tengo diez compañeros a la par cada uno con una historia diferente dado por sus aspectos, ya que ninguno de nosotros recuerda algo del pasado y es algo que nadie de acá nos quiere contar.
— Nos va a terminar matando — habla Ciara, una joven con unos hermosos ojos grises que conocí hace poco acá en está estilo academia que habían creado los Roswell hace años atrás.
— Es algo que representa a los Roswell— digo mientras ella ríe.
— Señor, lo buscan — habla uno de los oficiales que rodean por este lugar.
—Tomen un descanso — dice antes de salir por la puerta.
—¡Por fin!— exclama Ciara acostándose sobre el césped.
_No es para tanto.
— Claro, como a ti te entrenó él sonrisa perfecta — habla refiriéndose a Damián.
— Solo era para ponerme al día, Ciara.
— Pues yo también quiero- dice riendo con picardía.
— Hablando de mí, linduras — habla Robert, un muchacho que es hijo de uno de los abogados de Darío, principal característica se cree que es el último vaso en el desierto, no es feo pero tampoco es para tanto.
— Quisieras — dice Ciara viendo de mala cara a Robert.
— Cuidado fiera — suelta Robert riendo de la cara que le hace Ciara.
— ¿Qué quieres, Robert? — pregunto para acabar con la guerra de miradas que se armo Ciara con él.
— Las venía a invitar a la fiesta del pueblo — dice.
Cierto, hoy se celebra el día de independencia o algo así por el estilo, casi no sé nada de lo que se celebra acá, siento como que está no es mi vida, pero tal vez sea por la amnesia que perdura.
— Sin que tu nos invitaras, ya pensábamos ir — dice Ciara.
— Es mucho mejor que salgas de mis labios la invitación, que del gordo de alcalde que tenemos — habla Robert sin dejar su egocentrismo de lado.
— Que gran cosa — dice Ciara —. El gran Robert nos invitó,me siento muy honrada.
— Ustedes dos se aman — contesto riéndome de sus caras, parecen enserio una pareja.
—¡Ni loca!
— ¡Ni loco!
Hablan los dos con caras de disgusto
— Como ustedes digan — contesto levantando las manos en señal de paz.
— Alumnos vengan acá — nos llama Darío entrando otra vez por la puerta.
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El secreto de la Luna
General FictionNada suele ser lo que parece, hasta que la verdad sale a la luz.