El niño cuyo padre había muerto en garra de los fríos sobrevivió a todo ello, pero aún manteniendo la espina del odio en su pecho pensando en el que un día acabaría con cada uno de ellos.
Su madre murió a dos días después de que la muerte de su padre, se quitó el poder de la vida aún sabiendo que tenía un hijo pequeño que no podría mantenerse con vida por si sólo, eso sumo más el odio a Darío.
Darío creció siendo criado en uno de los pocos orfanatos del pueblo siendo rechazado por cada familia que iba, haciendo que el niño tomará más odio ya que todo ello sucedió por los fríos.
Al pasar los años, Darío cumplio los 19 años, ahí fue cuando conoció a una hermosa joven llamada Luna, tenía el cabello largo y negro como la noche, unos hermosos ojos grises y una tez blanca como la de un armiño.
Todo paso como toda pareja, se conocieron, se hicieron amigos, luego novios y por último se comprometieron, viviendo cada día que pasaba como sino hubiera un mañana, ella hizo que Dario volviera a sentir cariño y dejará el odio de un lado.
Vivieron felices por dos años acompañados el uno del otro, Darío empezo a trabajar de policia en el pueblo mientras que la joven se la pasaba en casa pintando o cocinando.
Al pasar los días una grata sorpresa fue revelada, aquella bella joven estaba esperando a un bello niño algo que hizo sentir muy feliz a Darío.
El niño creció sano y salvo bajo el techo de Darío y Luna, pero como siempre el mal andaba suelto.
Asesinatos sin testigos o sospechosos empezaron a ocurrir haciendo que la llama que había sido apagada en Darío volviera a ser encendida, ya que cuyos sucesos no fueron hechos por humanos, sino por los que habían matado a su padre.
Al pasar dos años él niño que fue llamado Damián había empezado a caminar y a jugar, mientras que Darío se empezo a distanciarse y a volverse extraño, ya no llegaba temprano a casa sino que llegaba a altas horas de la madrugada eso hizo que a Luna se le levantaran las sospechas de lo que siempre había temido "Su marido era un cazador".
Eran pocos los cazadores que habían en el pueblo, pero ella conocía a cada uno de ellos, ya que siempre fueron las personas ella siempre ha destestado por haber matado a sus especies, Darío formo parte de los cazadores Rosswell, las peores personas que Luna conocía a las cuales no les importaba poner en riesgo a su familia como había pasado con la esposa e hija del líder de esos cazadores.
Ahí fue cuando supo Luna, que por más que intento que él ámara a las especies que ella había creado, el siempre tendría el alma envenenada y que por más que intentara esa persona no iba a cambiar si él no quería.
En ese mismo día fue cuando una situación dolorosa pasa aunque simplemente fue un espejismo para Darío.
A las 12 de la noche la casa dónde estaba Luna con el niño se había prendido en llamas haciendo parecer que en realidad ellos dos habían muerto ahí dentro, eso hizo que Darío pasara noches de pesadilla viendo ante sus ojos como la casa dónde habitaba el amor habían sido destruidos junto con lo que el más amaba su esposa e hijo.
Al pasar una semana un niño fue hallado en una gran piedra donde pegaba la luz de la luna, aquel niño era el hijo de Darío el nunca había muerto al igual que Luna, ella no era una persona sino la verdadera luna que sale en los días de luna llena, ella bajo en forma humana para satisfacer sus ganas de ser madre de verdad y no sólo tener a sus seguidores, quería alguien de su propia sangre y así lo logró, Damián era su hijo y sería el único que podría acabar con su propio padre.
Presente:
Darío estaba en un estado de shock mientras que su hijo intentaba permanecer de pie sosteniendo la herida de bala.
A unos metros de distancia esta Marcos sosteniendo a Aurora en brazos llegando hasta la piedra que Damián le había dicho dejando descansar el cuerpo de Aurora en ella.
-Hermosa luna- empieza a llamar Marcos - Aquí está una de tus elegidos.
Pasan cinco minutos desde Marcos la llamo pero no pasó nada haciendo perder las esperanzas de que ella viviera, pero lo único que el no sabe es que ella si está viva allá en el cielo.
-Mi pequeña Aurora- le habla la Luna.
-¿Quién eres?- pregunta Aurora mirando fijamente al cuerpo resplandeciente.
-La luna que vez todas las noches desde de tu ventana- le dice.
-Pero no tienes vida- responde una confundida Aurora.
-Tal vez no para los humanos, pero a los de tu especie y otras, sí - responde.
-¿Por qué estoy acá?- pregunta Aurora.
-Te voy a encomendar mi última voluntad- responde
-¿Qué voluntad?- pregunta una interesada Aurora.
-Que protejas a los de tu especie y a los fríos- le dice sacando un pequeño frasco - Deberás beberlo para que tu poder regrese y cumplas mi voluntad.
-¿Por qué yo?- pregunta Aurora recibiendo el frasco.
-Eres la que elegí para hacer mi voluntad- empieza hablar- Tu eres diferente al resto, naciste de una mujer humana cuyo corazón era noble, ella pidió tener hijos, y eso le di, dos hermosas niña, una tenía los poderes de su padre y la otra la humanidad esa eres tú.
>> Te elegí a ti la humana que su poder estaba sin desarrollar, ya que podrías llegar hasta dónde vivían ellos los humanos cazadores,sin levantar sospechas y poder saber lo que ellos le hacían a tu gente. No sólo te hice llegar hasta Darío, sino también hasta mi hijo y tu protector,que es mi otro elegido cuya vida paso siendo un simple niñoencontrado en el bosque siendo criado por Darío, su verdadero padre.
>> Siempre tuve el deseo de tener un hijo, pero no podía ser en está forma celestial, ustedes los lobos siempre me seguían, pero igual me sentía sola. Me hice humana y vivi como ello, pero todo cambio cuando la persona que amaba se volvió mi enemigo. Por eso el día te tu nacimiento de otorgue algo diferente a lo de tu hermana, te ocupaba y no fue por la maldición que dije hace siglos, te ocupo para acabar con todo esto aunque pueda volver a pasar en un par de siglos o décadas.
-Lo haré- fueron las últimas palabras dichas por Aurora antes de volver a su cuerpo humano.
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