Wei Ying:
Lan Zhan, Lan Zhan.
16:46
Encontré unos conejitos esponjosos, en la maquina de garra.
16:46
Lan Zhan son adorables.
16:47
Ven a la sala de juegos.
16:47
Te estaré esperando.
16:47
Te quiero Lan Zhan.
16:48Lan Zhan:
¿Dónde estás Wei Ying?
18:28
¿Wei Ying?
18:45Wei Ying responde.
<Error al enviar mensaje>
Wei Ying por favor.
<Error al enviar mensaje>
Wei Ying, ¿dónde estás?
<Error al enviar mensaje>Los mensajes permanecen intactos en su teléfono. Jamás queriendo borrar ninguno de ellos.
Su dedo pulgar acaricia la pantalla de su celular, precisamente donde descansa los globos de mensajes enviados para él.
Se detiene en la última palabra que fue enviada para él. Escrita por el propio Wei WuXian antes de desaparecer sin dejar ningún rastro.
Te quiero Lan Zhan.
16:48Tuvo que resistir las lágrimas en ese momento. Lan Wangji jamás fue un hombre que pudiera expresar sus sentimientos fácilmente, pero cuando se trataba del recuerdo de Wei Wuxian, sus emociones no podían ser controladas.
Si tan solo ese día hubiera llegado temprano a la sala de juegos como le había citado, no hubiera ignorado los últimos mensajes de Wei Wuxian enviados a él. Quizá ahora eso no sería ni siquiera un mal recuerdo.
Se obligó a guardar su teléfono celular para evitar ser rendidos ante antiguas memorias, para no perder el juicio y caer a los brazos de la tristeza ante la imagen de un sonriente Wei Wuxian en su mente.
Recuerdos dolorosos donde un joven con una gran sonrisa era el protagonista. Ese mismo sujeto que mantuvo un largo y rebelde cabello negro con aroma a flores. Y siempre lo saludaba con esa melodiosa voz, llamándole con un nombre que sólo él podía usar.
Lan Zhan.
Había pasado trece años desde la última vez que lo vio. Y después de todo ese tiempo, al fin tenían una pista sobre lo que podría ser su paradero.
Ese día fueron contactados por una llamada anónima de un vecino cercano a la casa que estaban investigando. La denuncia fue llevada acabo, informando sobre extraños ruidos, golpes y una pelea dentro. Todo para terminar con el ruido de una pistola de fuego.
Cuando Lan Wangji llegó al lugar, fue recibido por la desagradable imagen de un charco de sangre. A su vez, un hombre de mediana edad estaba tirado sobre el suelo. Sus ojos sin vida y un arma de fuego sobre su mano.
Podría pensarse fácil, por la forma en que la sangre provenía de la frente del hombre que se trataba de un suicidio. Pero Lan Wangji no podía confirmar eso tan fácil, hasta después de una prueba de autopsia.
Al seguir investigando sobre el lugar. Encontraron una pequeña puerta abierta que conducía a un sótano.
Dejándose llevar por la curiosidad como los demás agentes, bajó las escaleras. Manteniéndose siempre alerta por si había algo ahí oculto.
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Volverte a ver
RomanceLan Wangji era el mejor y reconocido detective dentro del Departamento de Policías en Gusu. El agente que era famoso por ser un amante de la justicia, que jamás descansó hasta encontrar la verdad o al culpable, sin fallar en ninguna de sus investiga...