Coleccionista

Sombras

Les voy a decir la verdad, este fic tiene más de un año, esta inspirado en el drama de "Black" y casi compite con lo denso que es. AHHH, la neta hasta me dolió la cabeza mientras lo estaba releyendo.

Ojala lo disfruten y entiendan, si es así, me lo explican porque ni sé ni que escribí. Tómenlo como un regalo de navidad (?

AU. Inspirado en el drama "Black". Rivamika.

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Sombras

Las sombras siempre han existido. Desde que tengo uso de razón las he visto. Al principio no entendía que significaban ni porque seguían a las personas.

Hasta que toque una.

Vi la muerte. La muerte de la persona. La sangre, el miedo y el horror consecuente.

¿Eso significaban las sombras?

Le conté a mis padres. Tenía miedo. Demasiado. Y ellos logran calmar las dudas y desesperanzas que se instalaron en mi interior, dando soluciones.

—Usando estos ya no podrás verlas —prometió papá, colocando unos lentes de sol en forma de corazón. Todo se volvió negro y las sombras desaparecieron. No podía verlas, pero sabía que estaban ahí y eso me atormentaba. Fingí normalidad, ¿qué más podía hacer? Quienes se enteraron de la capacidad que tenía, me tacharon de monstruo, de atraer la mala suerte.

Me llamaron "maldita".

Quizá tenían razón, tal vez mis ojos estaban malditos, probablemente mi propia existencia era un error, una falla en los planes del destino.

Pero sigo aquí.

Cuando no debería.

Nos mudamos cuando el acoso se volvió peor. Papá pidió una transferencia, mamá lo siguió sin rechistar y yo todavía esperaba el día en que las sombras se fueran.

Lo que aprendí de esa primera experiencia, fue que las personas temen a lo desconocido. Así que era mejor mantener distancia, evitar el contacto para no lastimar ni salir lastimada. Otra vez.

Nunca podré olvidar la sombra sobre aquel chico durante la educación básica. De ser más valiente, una muerte se pudo haber evitado.

Es el destino, me repito para disminuir la culpa.

La nueva ciudad es cálida, aunque solitaria y carente de vida.

Hay un vecino muy ruidoso que pregunta insistentemente porque siempre uso lentes, aunque sean días muy nublados. Temo quitar el velo y verlas otra vez.

Guardo silencio. En las noches oscuras, sin estrellas, permito liberar mis ojos de su cautiverio. Los colores se vuelven nítidos y desearía que la oscuridad sea eterna para que las sombras se pierdan en ella.

Durante mi décimo cumpleaños mis gafas se rompieron. Papá prometió traer nuevas, mamá dijo que haría mi pastel favorito. Salimos de noche para festejar.

Tremendo error. Aún sin mi custodio, las sombras se difuminan en la negra noche.

Las sombras, más tarde, me enteré que tienen un nombre; son las parcas, seres dedicados a recoger las almas de los mortales cuando mueren, los acompañan por días para estar en el momento justo en que las almas se separen de los cuerpos para llevarlos al inframundo.

Era una noche sin estrellas. No vi sus sombras. Menos pude tocarlas para conocer cómo serían sus muertes y así tratar de evitarlas.

Si hubiera podido ver mi propia sombra... vaya ironía.