Grandes Responsabilidades

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El universo y personajes de Shingeki no Kyojin le pertenecen a la malvada llama asesina, digo a Hajime Isayama. Yo sólo juego con sus personajes xD.

Este one!shot está situado en el capítulo 19 del manga, con ciertas divergencias.

Este one!shot participa en el reto "Susurros" de la página Attack on fanfics. Se me otorgó una imagen y tenía que basarme en ella para hacer un fic. La imagen era de un hombre cargando una gran roca... y como no tenía que ser literal, la use en un sentido más metafórico.

Desde ahora, pido disculpas por los horrores de dedo que encuentren, ya mañana u otro día le daré su edición correspondiente. Y un mejor desarrollo. Sólo tengan paciencia.

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La vida se trata de bien y mal; luz y oscuridad. Verdad y mentira. Blanco y negro.

Y era más sencillo siendo todo o nada.

Cuando Mikasa Ackerman vio a su hermano siendo golpeado y humillado; vio el mundo de un rojo brillantes, lleno de ira con disposiciones violentas.

Armin no fue suficiente para contenerla y se encontró a sí misma saltando la barandilla que la separaba de Eren y de ese maldito enano de mierda que lo golpeaba sin parar.

Los murmullos no se hicieron esperar; ni siquiera la intervención de la Policía Militar bastó. La cadete se lanzó para atacar al Capitán Levi, sin medir consecuencia alguna.

Después de escuchar a Eren como la defendía, no podían pedirle que se quedara quieta viendo como le daban la paliza de su vida sin darle la oportunidad de una pelea justa.

Levi esquivo los golpes de Mikasa; le sorprendía la agilidad y reflejos de la cadete. Ni siquiera los más veteranos en la Policía Militar o Tropas Estacionarias tenían ese potencial.

Y se encontró preguntándose cómo sería entrenarla para volverla aún más letal.

—¡Mikasa! —Eren gritaba desde el suelo, con un hilo de sangre escurriéndole por la mejilla cuando la vio enfrentar a Levi—. ¡No! ¡Detente! —insistió. Armin temblaba desde su lugar, contemplando la disputa con impotencia—. ¡Mikasa, alto! —Y los minutos pasaron y el silencio volvió.

Los presentes estaban anonadados frente al gran despliegue de habilidades del que eran testigos.

Todos conocían al Capitán Levi; el soldado más fuerte de la humanidad. Y muchos habían escuchado de las hazañas de Mikasa Ackerman durante la recuperación de Trost, valorada como la soldado que valía por cien.

Tres golpes seguidos de un martillo, y Levi terminó por someter en el suelo a Mikasa. La atención se centró en el Generalísimo Darius Zackly.

—Te mataré —juró Mikasa tan bajo, esperando que Levi la escuchara. El hombre sólo presionó más la rodilla contra la espalda de Mikasa.

—¡Orden! —Llamó el Generalísimo después de ver a la soldado neutralizada—. Guardias, por favor escolten a la cadete Ackerman hasta que se tranquilice. —Cuatro uniformado se acercaron hasta Levi. Mikasa siseo.

—Si me tocan, morirán —advirtió cabreada. Los hombres se detuvieron ante la amenaza y Levi esbozó una sutil sonrisa. Lentamente comenzaron a retroceder con semblantes temerosos.

—Esta es mi opinión; para disciplinar, pienso que el dolor es más efectivo. —Presionó más la rodilla, sacando sonoros quejidos de Mikasa—. Lo que más necesitan ellos ahora, no es enseñar con palabras, sino un escarmiento.

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