Capítulo 16 - El Sueño

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-En nombre del Concilio y, en nombre de los miembros aquí presentes –Habló el hombre de piel morena que era uno de los cinco miembros del Concilio. Su voz era muy grave, pero agradable. En su rostro, así como en todos los demás, había un gran sonrisa- Quiero decir que es un verdadero placer y un inmenso privilegio, estar con ustedes nuevamente, para compartir y hablar como amigos y familia.

-Gracias por tus palabras Natán –Le comentó Zacarías Ogden, en forma de agradecimiento, a aquel hombre de piel morena- La verdad, creo que somos nosotros los que agradecemos en gran manera, la visita.

-No te preocupes por eso querido amigo –Dijo Natán.

Luego de unos segundos, Zacarías Ogden, tomó nuevamente su asiento y, por el contrario, Natán se levantó de su asiento.

-Bueno, quiero comenzar esta reunión –Natán hizo una pausa para aclararse la garganta- Felicitando a nuestros colegas del Concilio, es decir, al director Zacarías Ogden y a la profesora Elara Newman, por su incasable labor.

-Gracias Natán –Se apresuró a agregar la profesora Elara.

-No tienes que agradecerme Elara, la verdad han hecho un excelente trabajo –Dijo Natán dedicándole una sonrisa a Elara- Pero, no solamente queremos felicitar el trabajo de ellos dos, sino también el de todos los presentes. Cada mes, se nos envían buenas noticias por parte de la escuela y, nos sentimos orgullosos de recibir, con los brazos abiertos, a Viajeros del Tiempo muy profesionales y comprometidos con su trabajo cada tres años después de su graduación. Creo que esta felicitación resulta superflua comparada con lo que verdaderamente han hecho y logrado todos estos años, y que por supuesto, continúan y continuarán haciendo.

-Gracias Natán –Dijo el profesor Goddard enérgicamente- La verdad, tratamos de esforzarnos lo más que podemos, pero nuestro esfuerzo da resultado solo por las directrices del Concilio, así que nosotros somos los que le agradecemos.

-Gracias Goddard –Dijo Natán con mucha convicción- Bueno, ahora debemos hablar de algo importante. Aunque es importante hablar de los nuevos estudiantes, tenemos que hablar de un asunto serio. Creo que todos nosotros sabemos que las cosas no están bien, hay más problemas de los que debería haber y sabemos que eso es producto de una sola persona, de un individuo.

-Lord Valkin –Dijo Zacarías.

Al instante hubo un silencio sepulcral.

Nadie habló.

Nadie se movió.

Lo único que se escuchaba en la respiración de los presentes.

-Desde hace algunos años, hemos sabido de tal individuo –Dijo Natán muy lentamente, le costaba hablar- Creo que es hora de hablar verdaderamente de él.

-Sabemos que real, Natán –Se apresuró a decir Zacarías- Y lo más importante es que sabemos que él es el causante de los problemas, por eso debemos atraparlo, juntos.

-Tienes razón, Zacarías –Dijo Natán- Pero estás equivocado en algo.

De pronto se sintió algo de tensión en la voz de Natán y en el ambiente.

-Él no es el causante de los problemas –Dijo Natán- Lo eres tú.

Acto seguido, Natán metió la mano en su traje y sacó en largo cuchillo que brillaba por su filo.

-¡¿Natán que estás haciendo?! –Dijo Adara Newman casi gritando.

-¡Cumplir con mi misión! –Gritó Natán- ¡Acabar con Zacarías Ogden!

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