❛❛ 𝑀𝑦 𝐻𝑒𝑟𝑜 ❞ ׀׀ ╰⌲ yoonмιn

🝡 Ｖ Ｅ Ｉ Ｎ Ｔ Ｉ Ｓ Ｅ Ｉ Ｓ 🝡

𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪𝓭𝓸𝓻 𝓸𝓶𝓷𝓲𝓼𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮

Su última noche en Busan había llegado, debían irse a dormir temprano para poder levantarse y viajar de nuevo hasta Seúl.
El estar tan distraídos de sus deberes los hizo relajarse y anhelar no querer irse de ese pequeño y efímero paraíso. Debían irse, pero no querían hacerlo, aunque al menos les dió tiempo de disfrutar al máximo cada paseo, cada ida a un lugar turístico, de tomarse fotos y hacer caras graciosas frente a lindos paisajes. Fueron pocos días, pero se llevaban miles de buenos recuerdos.

Jimin aún se veía inquieto en cuanto al tema del sexo, a pesar de todas las palabras de YoonGi que, aunque sí le habían tranquilizado, no fue suficiente. Su tierna y manipulable cabecita pensaba todavía en que tal vez —solo tal vez—, YoonGi le ocultaba que en realidad sí tenía ese tipo de necesidades, y no le decía para no presionarlo.

Al azabache, después de verlo tan pensativo todo el tiempo, se le ocurrió algo más, algo que les beneficiaría a los dos y sería un punto intermedio. No dudó en decirle con la esperanza de hacerlo sentir más seguro.

"—Tomemos un baño de burbujas". —YoonGi lo dijo con una tranquilidad increíble, mientras que Jimin dejó caer su teléfono de la impresión.

Dudó en un principio, inseguro de su cuerpo; su novio le había prometido no ir más allá de un simple baño, pero dejar que viera su desnudez era un paso enorme. Su novio siempre lo ponía nervioso, como aquella vez en el campamento, y seguramente en una situación tan íntima como tomar un baño no podría ni si quiera articular correctamente una frase.

Aunque, por otro lado, con el paso del tiempo y mucha ayuda de Min, el pelirosa comenzó a adorar cada parte de su cuerpo y ya no quería cambiar otras tantas. Quizás YoonGi seguía amando su cuerpo más de lo que él lo hacía, pero era un avance para ambos, un gran, gran avance.
Así que con eso en mente y teniendo en cuenta que era lindo, pensó en ¿por qué no mostrárselo? El azabache le decía infinidad de veces lo mucho que le gustaba cada detalle de él, entonces, si a su novio también le agradaba, ¿por qué no? Incluso quería hacerlo.

Le entusiasmaba la idea de conocer, aunque solo fuera visualmente, un poco más de su pareja, más de su siempre bonito y sensual cuerpo, aún si su timidez tal vez le impidiera apreciarlo del todo en el momento que ocurriera; y mostrarle el suyo, que lo elogiara, todo lo estaba haciendo suspirar enamorado antes de tiempo.

Un aura tan mágica y especial, sería como su nuevo y gran logro como pareja.

Y entendió que era así como las cosas debían sentirse, sin presiones y gustosos porque sucediera, incluso emocionados.