❝━¡Suéltame!❞.
❝━Maldita sea, estoy tratando de ayudarte❞.
╰⌲... Donde Jimin sufre bullying en el colegio y YoonGi es el matón más temido de la escuela que secretamente quedó cautivado por ese lindo rubio desde que cruzó por las puertas del ins...
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𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪𝓭𝓸𝓻 𝓸𝓶𝓷𝓲𝓼𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮
Jimin poco a poco comienza a tomar conciencia de su alrededor y una sonrisa se forma en su rostro; nunca le gustó abandonar su sueño y empezar el día lleno de agotadoras actividades, pero esa mañana en especial se sentía excepcionalmente feliz, a pesar de que durante los últimos meses se despertaba decepcionado y no quería ni hacerlo, nunca, nunca más.
Fue una noche tranquila, las pesadillas lo abandonaron al menos por esa ocasión, quizá estaba muy cansado o tal vez, después de lo que pareció una eternidad, se sentía protegido de nuevo entre los brazos de Min.
La felicidad llegaba nuevamente a su vida y estaba seguro de que jamás volvería a hacer algo tan estúpido que terminara por arrebatarle aquella felicidad, aquella luz, aquello que le hacía sonreir.
Min YoonGi.
El dueño de sus razones para vivir, el dueño de sus sonrisas, de su tierno corazón, de sus sueños, de los revoloteos de mariposas en su pequeño estómago que simplemente le hacían el ser humano más dichoso por tenerlo a su lado.
El azabache no estaba a un costado de la cama junto a él, pero en la cocina se escuchaban ruidos y no le preocupó ya que supuso el mayor se encontraría ahí, aunque hubiese preferido despertar encontrando esos profundos ojos observándolo como si fuera la octava maravilla mundial.
Jimin aún estaba analizando lo que había ocurrido hace apenas algunas horas, sus mejillas ardían cuando lo recordaba y su vientre cosquilleaba de pura emoción. En ese momento no se dió el tiempo para siquiera reflexionar sobre lo que pasaba; quizás se dejó llevar demasiado por todo lo que ocurría y se sintió demasiado necesitado por los toques y caricias de Min que terminaron por enloquecer ambos; pero no se arrepentía en lo absoluto.
Estiró su mano para tomar su ropa interior regada en el piso, colocándosela para que cuando YoonGi estuviera con él, no viera su desnudez de nuevo, al menos no por el momento, porque aún con todo lo ocurrido, seguía teniendo vergüenza.
Se preguntaba si quizás fue muy rápido.
Pero YoonGi quería hacerlo.
El mismo pelirosa estaba seguro que lo disfrutó más que nadie, estaba tan encantado con toda el aura que los envolvió.
No hubo ninguna inseguridad, no hubo incomodidad, todo fue espectacularmente mágico.
Se amaban y lo dejaron fluir de la forma más placentera.
Se necesitaban de esa manera desde hacía tanto, sus toques, sus besos, su amor.
