09| Iguana

1.8K 171 29
                                    

Tú coge mi mano
Dejemos de ser humanos
Conviérteme en monstruo
Algo raro en mis ojos
Creo que me he pasado, ya ni te enfoco, 
Pero estoy tan a gusto, hazme sentir algo, dame un buen disgusto
A ver si cierras esta herida con otra herida y con tu saliva

Porque sigo mi camino nunca vuelvo
Se liberan muchas guerra' en mi cerebro, 
Me gusta mantener el misterio
Por tu culpa un accidente con mi carro, 
Chivato, esto es serio 
Como te pille te sentencio
No te quedes en silencio
Grita, hazme sentir algo

🌸

Cada uno se encontraba sentado en un sofá

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cada uno se encontraba sentado en un sofá. El silencio que se respiraba hacía que me arrepintiera de la invitación, no sabía ni qué hacer ni qué decir. Encendí la televisión esperando que el ruido de fondo me ayudara a destensarme.

Él observaba mis movimientos sin decir nada, en una postura desgarbada que aparentaba comodidad y con una imagen seria a la que no le hallaba traducción.

—¿Te apetece tomar algo? Tengo cerveza. —Me puse en pie nada más pronunciar la última palabra, casi sin esperar su respuesta.

—Vale —se limitó a decir.

Traje una lata de Turia bastante fría y, para mí, un vaso de agua. Tengo la garganta tan seca que solo necesito hidratación.

—Muchas gracias por lo de hoy —le miré de reojo al decirlo.

—No tienes que agradecerme nada —dio un sorbo a la lata—. ¿Qué otra cosa iba a hacer? ¿Dejar que ese mierdas te hiciera alguna locura? No, mujer.

—Gracias...

—Además, ninguno de tus amigos le hubiera dejado con vida de haberlo hecho. —Soltó una risa a modo de quitar hierro al asunto.

Traté de devolver el gesto, pero no me quedaba nada convincente, así que volví a mi expresión apagada.

—No pensaba que llegaría a tanto —comenté subiendo los pies al asiento y abrazando mis rodillas—. Esos mensajes me daban miedo, pero esperaba no enfrentarme nunca a esta situación.

No, al menos, otra vez.

—Entonces... ¿era el acosador de Instagram que dijisteis el otro día?

Asentí con la cabeza.

—Podría haber elegido una situación peor, ¿sabes? —Agité las manos sin cambiar de posición—. Hoy ha sido al salir del trabajo que dentro de lo que cabe no es tan tarde, aunque es verdad que en algunas calles no hay mucha gente, pero imagina que hubiera sido al volver de fiesta o algo así.

Hundí mi cara en mis piernas.

No era capaz de verle, pero sabía que se había puesto en pie por el ruido que hizo el sofá al levantarse y sus pasos aproximándose a donde me situaba lo confirmaron. Noté cómo su mano se apoyaba en mi hombro con delicadeza.

Mi pequeña muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora