Dime (Escorpio x Capricornio)

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Dime - Parte Única

Escorpio Mujer y Capricornio Hombre

—Dime que no es cierto —pidió Escorpio con la mandíbula tensa y los ojos ardiendo. Capricornio desvió la mirada del ventanal de su oficina y la miró, en cambio no se dio la vuelta y mantuvo su mirada sobre su hombro varios segundos hasta que giró la cabeza.

—Por favor, no lo hagas, no aquí —dijo él manteniendo su postura recta e impasible. Ella río sin ganas y cerro sus manos en forma de puños.

—Dime que escuché mal —pidió otra vez Escorpio. Capricornio no dijo nada—, ¡por favor Capricornio! Dime que es mentira, dime que no es cierto, por favor —rogó con voz rota.

—Es cierto, no escuchaste mal.

Escorpio retrocedió dos pasos y cayó de rodillas frente a la puerta. Se había olvidado de como respirar, se había olvidado de todo menos del hombre que tenía frente a él. Capricornio no la miraba, seguía con su vista al frente, inmutable. Tragó saliva y se levantó, estaba avergonzada consigo misma por mostrarse tan vulnerable frente a alguien que la había engañado tan descaradamente.

—¡Dímelo a la cara! ¡Ten las mismas pelotas que tuviste para engañarme y dímelo a la cara! —gritó Escorpio avanzando hacia el hombre con pasos decisivos.

Capricornio se dio la vuelta y encaro a la mujer, quien a pesar de no estar llorando tenía los ojos y la voz un poco rota, sin embargo, se mantenía firme y valiente, como siempre había sido. Mantuvo su mirada sobre sus ojos verdes que ya no brillaban como antes, y él sabía que era su culpa, sabía que su maldita culpa todo lo que estaba sucediendo, pero ya no había vuelta atrás.

—Es cierto lo que has escuchado —aceptó él al fin. Vio en primer plano como la piel levemente bronceada de Escorpio se tornaba pálida, tan blanca como el papel, sus ojos brillaron, pero no de buena manera, las lágrimas estaban queriendo salir, pero ella no lo iba a permitir, no ahora mismo al menos.

—No lo entiendo, yo no lo entiendo —murmuro la mujer bajando la mirada al suelo.

Se veía tan vulnerable, tan frágil, incluso mientras intentaba no llorar frente a él. Capricornio quería abrazarla, besar su frente y decir que era una mala broma, pero no lo era, él la había engañado y no tenía excusas para lo que hizo, sin embargo, él todavía la amaba y aunque para él lo que había sucedido con Virgo no tenía importancia alguna, sabía que a Escorpio le importaba, y mucho.

—¿Qué no entiendes? ¿Qué te engañe o que no te dieras cuenta de lo que sucedía? —preguntó Capricornio en un suspiro. Ella lo fulminó con la mirada.

—No lo digas como si fuera mi culpa, yo no tengo la culpa de que me hayas engañado —replicó molesta.

—No, no la tienes, ¡como yo no tengo la culpa de que hayas perdido a nuestro bebé! —gritó Capricornio enojado, no sabía por qué lo dijo, pero sí sabía que debía decirlo, era algo que llevaba guardado mucho tiempo, demasiado tiempo para que sea sano para su mente.

—¿En serio? ¿Utilizaras a nuestro hijo fallecido para excusarte? ¿Qué me vas a decir ahora? ¿Qué te acostaste con ella para aliviar el dolor? ¿Me vas a decir que no te he prestado atención porque he estado muy ocupada intentando no deprimirme por la muerte de nuestro bebé? ¿Qué mierda vas a decirme ahora Capricornio? ¿QUÉ VAS A DECIR? —gritó Escorpio furiosa, esta vez no detuvo sus lágrimas y dejo que corrieran, ardientes y gruesas, no las limpió y mantuvo su vista fija en el hombre que alguna vez amo tanto que dejo todo atrás solo para hacerlo feliz.

—¿Qué quieres que te diga? Dime, dime lo que quieres que te diga para hacerte sentir mejor y lo haré, haré todo lo que me pidas que haga Escorpio —habló Capricornio dando un paso adelante, sus manos picaban por querer acercarse y tocar a la mujer frente a él, mujer que alguna vez fue suya, pero que ya no lo era, quiso llorar.

—Quiero el divorcio.

A Escorpio le tomó todo de su ser decir aquello, pero era lo mejor, ella no podría mantenerse cerca de un hombre que la había destrozado como nadie nunca y lucía tan inmutable como lo hacía Capricornio.

—Lo tendrás.

Respiró hondo y asintió.

Tan fácil como eso su vida se terminaba como la conocía. Era increíble como una decisión de un segundo le costó una vida de diez años. Era insoportable ver a la mujer frente a él y sentirla tan lejos, tan dolorosamente ajena, pero sabía que era lo mejor, dejarla ir, soltarle de una vez por todas y que todo se acabe. Desde que habían perdido a su bebe por un aborto natural, ellos dos habían cambiado completamente. El amor que una vez estuvo ahí, ya no lo sentía y aunque estaba seguro de que la amaba, era tenue el sentimiento a la pasión que había sentido alguna vez.

Escorpio no dijo nada, todo estaba dicho y hecho, le dio la espalda al que creyó era el hombre de su vida, su alma gemela, su gran amor. Pues ni ya era el hombre de su vida, ni ya era su alma gemela, ni mucho menos su gran amor. El amor no puede doler tanto, no así, como si todos tus muros se cayeran de una manera en la que no puedas hacer nada, todo se le iba de las manos y ella no podía hacer nada. Tragó saliva recordando el momento que había recibido la noticia de que había perdido a su bebe. Se había sentido así, tan frágil e impotente por no poder hacer nada, se sentía como el agua escapándose de sus manos, pero no era agua, era la vida de su bebé la que moría.

Se detuvo en el umbral de la puerta y se dio la vuelta.

—Dime una última cosa —pidió Escorpio.

—¿Qué?

—¿Significo algo para ti? ¿Ella significo algo para ti? —preguntó levantando la vista, Capricornio lucía cada vez más inalcanzable, más lejos y desconocido.

—No, no significo nada —respondió en tono neutro. Ya la había dejado ir, incluso antes de que lo supiera, cuando había aceptado la oferta de Virgo, él ya había hecho un duelo, ella ya no le pertenecía, ella ya se había ido y era lo mejor para todos.

Y esa fue la última estocada que necesito Escorpio para derrumbarse completamente. Salió de la oficina de su futuro ex esposo y camino al elevador mientras sus lágrimas caían sin control por sus mejillas.

Quería gritar y patalear como una niña pequeña, pero se contuvo, al menos mantuvo su postura y firmeza hasta que se encontró dentro de su automóvil manejando sin un rumbo fijo por la carretera, ni siquiera tenía su mirada enfocada y mucho menos tenía consciencia de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Tal vez fue por eso que pronto la oscuridad la lleno, gracioso que el dolor no era tanto como que el sentía ahora su corazón. 

Get Wild #Zodiaco #EspecialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora