Silent voice

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Las paredes que nos rodean, son de un blanco pálido, el mismo de las sábanas y el del piso de cerámica, todo albino y pacífico. Psicología del color diría Jinyoung. Lo blanco es asociado como pureza, paz e higiene, todo lo que un hospital cualquiera busca infundir en pacientes desesperanzados como yo. Mis pesados ojos podían identificar a un pelinegro muy distraído que miraba la ventana más cercana. Decidí entonces llamarlo tocando su brazo. Una vez tuve su atención me entregó un plumón y señaló un objeto al lado de mi cama. Era una pequeña pizarra.

''Yugy Tendré que aprender lenguaje de señas, es agotador escribir'' se leía en la pequeña pizarra que usé para comunicarme.

-Eso creo, además eres muy lento escribiendo - Contestó y le dí un codazo. Sonrió entrecerrando los ojos, como siempre hacía cuando algo le parecía entretenido.

- ¿Qué harás cuando pelees con Bam Bam?, discutir por pizarra no es muy amenazante.

Bueno tampoco es como que prefirieras dialogar, en vez de lanzarle la pizarra, eso suena más parecido a algo que harías estando enojado. Seguimos molestandonos entre nosotros un buen rato, por no decir todo lo que duró su visita.Puedo decir que Yugyeom tiene una facilidad impresionante para hacerme reir, los ojos me llegaban a lagrimear de tanta gracia que me hicieron los chistes y bromas que hacía para alegrarme.

Sentía que me miraba con algo de lastima, y bueno no lo culpo, es trágico perder la voz, no tan malo como perder otros sentidos, según lo que pienso, pero aún así es algo terrible. No me agrada que se desanime por algo que me está pasando así que decido matar la incomodidad siguiendo con el tema.

-''¿Me acompañarías a aprender?''- Le mostré tímido la pizarra, puesto que no se me ocurría que más decirle, por suerte para mí asintió.Él no es del tipo de persona que se quedaría sin hacer nada ante la adversidad, así que se puede decir que quizás le estoy dando una ayudita, un empujón, con esto de apoyarme.

Yugy, su novio Bam Bam, y yo nos hicimos buenos amigos producto de que rentamos una casa juntos, el tiempo nos volvió increíblemente cercanos, y me lo confirmaron aun más, cuando quisieron tomar el curso de lenguaje de señas conmigo.

Bambi dijo que sería interesante poder contar chismes sobre alguien en frente de sus narices sin que nadie sepa, pero estoy seguro que en el fondo lo hace para echarme una mano, y decir esas cosas le es útil para sobrellevar todo.

El tiempo pasó y Yugyeom me acompañó la primera clase y mientras él hacía tramites en el instituto, yo me fui a fumar cerca del estacionamiento. Estaba apoyado contra el reluciente Audi de Yugyeom, ahora, con un cigarrillo en la boca, un auto caro, allí todo junto, me hace parecer un gángster de película, uno sin voz, pero bueno algo es algo.

Recordé entonces las cosas que aprendí hoy y aquellas cosas que llamaron mi atención. Durante el transcurso de la clase, una niña muy pequeña me ayudó bastante con varios gestos además de que era de los pocos alumnos que eran oyentes. La chica era muy dulce, incluso me invitó a su casa en lenguaje de señas. Era una cosita adorable que, al final de todo, me hizo sentir más tranquilo.

-¿Me prestas fuego?- Dijo un desconocido de voz grave. Le acerqué mi encendedor de forma distraida hasta que me topé con sus ojos, por Dios, por todos los santos y por todas las basuras en las que cree la gente, es hermoso. Era un tipo fornido un poco más bajo que yo, como por un centímetro, pelo castaño desordenado, ya que se pasó las manos por el flequillo y una mirada dura e intensa, yo estaba sin palabras, o sea de hecho si, en todos los sentidos de la frase, porque no tengo voz, Okey mal chiste, pero me sentía un manojo de nervios.

Intentaba no mirarle tanto, para no delatar lo mucho que me gustaba. Él representaba todas las razones existentes para que fuera tan gay como lo soy, se veía serio pero sonrió y una calidez me invadió, porque su sonrisa era sincera y muy adorable, total no recibía nada de esa clase, puesto que sólo me dirigían sonrisas de lastima en el último tiempo.