《Existe un campo de rosas... todas ellas son de color blanco...
Una pequeña mariposa llegó a ese campo esparciendo su Néctar de colores...
los capullos se abrieron y sus pétalos estaban manchados de sangre y dolor.
La pequeña mariposa abandonó el c...
Especialmente hoy me sentía muy felíz, estaba ayudando a alimentar a mi hermana mientras mi madre atendía unas cosas y papá iba por algo de leña... el invierno estaba cerca...
—¡Gau!— Kanae agitó sus manos para sostener con fuerza mi nariz
—Ay...Kanae, eso duele~— murmuré al sentir como sus pequeños dedos sujetaban con fuerza mi nariz
Sus ojos rosados brillaron al encontrarse con los míos, sonreí y por algunos segundos ella se rió ...
—Kanae es muy linda...— suspiré un momento para después juntar mi frente con la suya y apreciar como mi pequeña hermana se aferraba a algunos de mis cabellos.
—Ya estoy de vuelta...oh...— murmuró mi mamá
Tenía los ojos cerrados pero aun así podía oírla, sabía que estaba ahí. Kanae dormía boca abajo con su mejilla en mi pecho mientras yo la sostenía con un brazo para evitar que se cayera .
—Mis dos bebés...—murmuró mi madre con una leve risa, inocentemente sonreí
La brisa del invierno se colaba por la puerta hacia el jardín...
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La temporada de invierno había iniciado hace poco, pero eso no significaba que yo tendría algún tipo de descanso...
—Kayano-San ~ ya llegué...— murmuré abriendo la puerta trasera
Había un silencio escalofriante en el lugar, juraría que solo podía oír el sonido de mi corazón latiendo en sincronía con mis nervios, un fuerte sonido proveniente del pasillo me hizo temblar
—¿¡Kayano-San?! — mi cuerpo actuó por si solo en ese momento
Abrí de un golpe la puerta hacia el pasillo, corrí por este hasta dar con una esquina en donde frente a mí una escena me heló la sangre en diferentes maneras
—¡Kya!— aquel hombre que decía ser el esposo de Kayano-San estaba apunto de apuñalarla después de haberle cortado la cara
Mi cuerpo en ese instante se enfrió de sobre manera que no podía entender nada, ni sentir nada, no estaba seguro si el culpable era el ambiente gélido de el invierno o mis repentinos nervios de la escena frente a mi
—¡Deja a Kayano-San!— pero mi cuerpo se lanzó contra él
No sé ¿"cómo"? pero pude golpearlo con fuerza en el pecho provocando que se tambaleara, pero olvidé un detalle... el cuchillo que tenía en mano
—¡Gah!
—¡Maldito mocoso!— me gritó
—¡YASUSHI!— Kayano-San me abrazó con su cuerpo sosteniendo mi mejilla cortada, con su ropa para que dejara de alguna u otra manera de sangrar
