Seis.

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━ 𝖠𝖢𝖳𝖮 VI: Animal de presa.
    Alastor.

Después de haberle pegado el susto que le di en el escenario, procedi a irme riendo hacía un lugar donde nadie me viese. Agarré una copa de vino y comencé a tomar de aquél licor para celebrar la apertura del hotel. ¿De donde habré sacado el alcohol si esto es una fiesta sin esas cosas? Quién sabe...

Aquella muchacha me había dejado completamente curioso. Es normal en mí ser curioso cuando conozco demonios nuevos, pero esta joven me causaba un tipo de sensación un tanto extraña.

Amaba ver como expresaba su miedo.

¿Qué harías tú si ves a una jovencita del tamaño de la pequeña Niffty temblando, con sus piernas un tanto apretadas por el miedo, con una expresión de pánico?

Te sentirías igual que yo.
Era un espectáculo fascinante.

Tal vez era algo muy enfermo de mi parte compararla con mi compañera, pero sus tamaños eran lo único que podía comparar. Todo demonio es parecido en algo, pero a ella la veía distinta. Podía haberla molestado tan sólo dos veces, pero creo que será una buena carnada para mi plan.

Tal vez jugar con ella y hacerla mi aliada sería una buena opción. Probablemente está en un dilema existencial, y eso haría fácil tenerla de mi lado. Olía sus miedos e inseguridades, y a los demonios de alto rango les gusta mucho eso. Sería como un gusano en medio del mar, en una zona de pesca.

El tiempo había pasado y había dejado de escuchar a la joven mezzosoprano en el escenario. Oh lindo mezzosoprano, tenerla en el hotel sería una gran idea, podría dar unas lindas veladas para luego asustarla en medio de eso y complacer mi deseo de ver la desgracia ajena en frente de todos. Oh que agradable sería... Usarla para atraer a todos los demonios Overlord para poder asesinarlos. Era una buena idea.

Unas fuertes pisadas se hicieron presentes cerca de donde estaba rápidamente. Alce mi mirada para analizar quién era tan ruidoso, y como si fuese el rey de roma, noté que era la señorita mezzosoprano. Que cabe decir que venía demasiado molesta. ¿Por qué? Sólo la había molestado dos veces como para que esté así.

—Tú, demonio de mierda.—contestó ella, con una fulminante mirada.—¿Puedes hacerme el favor de dejar de molestarme?

Yo sólo me limité a sonreír.—Pues... descubrí que molestar a pequeños demonios como tú es divertido.—apoyé mi mano en la mesa.—¡Y bueno! tu eres un pequeño demonio mezzosoprano, así que no esperes menos de mi.

—Ya verás cuando vaya al hotel a molestarte yo a ti.—qué adorable, había apretado sus pequeños puños.—Aunque hayan sido dos veces, ¡Esas cosas hartan! no sabes por las cosas que pasan los demonios como yo en este mundo y vienes a joderme la puta vida. ¿Haz molestado más gente? o... ¿Asesinado? ¡Eres una puta mierda!

¿Había adivinado la mitad de todo en tan poco tiempo? que pequeña más inteligente. Además, me hace el trabajo más fácil. ¿Venir por su cuenta? ¡Era una perfecta idea!

Aunque... si quiero que esto funcione debo controlar aquél grosero comportamiento que tiene con todos. Se puede arreglar eso.

—Señorita, creo que debería comportarse.—suspiré, manteniendo mi sonrisa.—Alguien como usted debe mantener la compostura.

—¿En qué maldito año moriste?, ¿Tres mil años antes de cristo?—contestó.—En mi época, esa mierda no existe. ¿Sabes con cuántos hombres me he acostado aquí?

Y será muy difícil.

—¡Eso no es de mi incumbencia cariño!—repliqué tomando un poco de vino de mi copa.—¿Algo más que reprocharme, linda?

Ella sólo gritó de frustración, agarrándose los cuernos mientras apretaba también sus labios. Parecía una niña. Rápidamente se levantó y me miró fulminante, para luego amenazarme e irse corriendo.

¿Por qué me causaba tanta gracia una niñita que acabo de conocer? Será la mejor idea tenerla a mi lado para hacerle sentir lo mismo a todos los otros demonios.

    Ivy.

Me había ido furiosa.
¿Por qué carajo este puto demonio con cara de cucaracha me molestaba tanto?
Tan sólo verlo me hacía tener ganas de golpearlo.

Él es el tipo de persona que con tan solo verla la odias. Necesitaba golpearlo.

Luego de haberme alejado de él fui corriendo para ir a buscar a Charlie con pasos pesados. Estaba molesta aún, no quería que alguien como él pisoteara mi orgullo de esa manera, tan insoportable y machista. Así que yo haría lo mismo que él, pisotearlo hasta que parezca una hoja de papel. Agarré una papita del buffet y con la boca llena me dirigí hacia la mesa en donde se encontraban los del staff.

Todos se encontraban comiendo y bebiendo jugo, incluyendo Angel Dust.

Estaba la chiquilla de la recepción, una niña cíclope, Charlie y Angel. Todos reían, hablaban de estupideces y comían bastante felices. El hecho de empezar a trabajar ahí parecía hacerles bien. Los interrumpí con mi mal humor, lamentablemente.

—Hola.—saludé jugando con mis manos, mientras veía a la rubia.—Este... quería conversar contigo Charlie.

Ella rápidamente se levantó de la mesa dejando al grupo solo para acercarse a mi con un semblante de preocupación.

—¿Está todo bien linda?—tomó mi hombro mientras se agachaba leve.—¿Ocurrió algo? ¿Alguien te dijo algo? ¿La comida no te gusta? ¡Puedo llamar a quién lo hizo!

—No, no es eso Charlie.—suspiré.—¿Puedo ingresar al hotel?

—Ingresar... ¿Por el plan de redención?—noté como sus ojos se habían puesto totalmente brillosos, sin ningún tipo de preocupación. ella tan solo chilló.—¡AMARÁS ESTAR AQUÍ!

Yo le dediqué una sonrisa fingida y procedí a seguir hablando. ¿Por qué quisiese entrar por redención? nadie lo necesita. Sólo los estúpidos.

—¡No Charlie!—replique, aleteando los brazos. vi como se colocó cabizbaja.—Me gustaría trabajar aquí. No sé, ¿Tienen un botones o algo relacionado al público?

—No realmente...—charlie desvió su mirada.—Puedes trabajar aquí como botones, si deseas.—me guiñó el ojo.—Pero... ¿No tendrás problemas con tu vida de artista?

—Nah.—contesté sonriente.—Puedo trabajar en ambas cosas, no te preocupes.

—¡Perfecto!—exclamó.—Mañana puedes venir a firmar el contrato, te daremos hospedaje aquí así que recuerda traer tu ropa.—tomó mis manos, para luego suspirar.—Y... muchas gracias por el interés en estar aquí.

La rubia me sonrió levemente para después invitarme a la mesa donde estaban comiendo. Busqué a Angelo para que comiera con nosotros y aprovechar de darle la noticia del nuevo trabajo. El supuso que haría algo así, por lo tanto no se lo tomó mal.

Me quedé bebiendo jugo de manzana por media hora, mientras conversaba con mis nuevos compañeros de trabajo. Eran bastante divertidos y peculiares, me habían hecho reír demasiado. Había aprendido todos sus nombres, por suerte.

Creí por un momento que el trabajo iba a ser divertido, quitando de encima al imbécil de la radio.

Pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora