Nueve.

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━ 𝖠𝖢𝖳𝖮 IX: Mensaje.

Las palabras de aquél demonio de rojo habían quedado grabadas en mi consciencia. ¿Será que soy una presa fácil para los Overlords? No lo veía lejano, ya que soy bastante pequeña e inofensiva físicamente. Pero, pensar en que Alastor dijo que mi actitud si era algo muy atractivo para ellos, me sorprendía. ¿Qué parte de mí lo sería? Tal vez no conocía del todo a la Ivy demonio, y tenía muchas cosas aún que descubrir de mí. A pesar de llevar tanto tiempo en este cuerpo, realmente no conocía todo lo que tenía. ¿Podría ser que entrar al hotel me ayude a descubrirme a mi misma?

Decidí ahorrarme aquellos pensamientos para otro momento. Ahora, debía colocarme mi uniforme de Botones y ponerme a trabajar. Si es que venía algún alma, claramente estaba.

Salí de mi habitación al colocarme el traje y comencé a recorrer todo lo que era el piso en el que me encontraba. Por suerte, no estaba Alastor y ninguna bendita alma. Antes por los incidentes que había tenido, se me había hecho complejo poder conocer bien el lugar que vivía. Gracias a los cuadros, aquél color carmesí que portaban las paredes, se lograba un bonito y agradable ambiente, quitando de lado que era un lugar donde vivía ese venado imbécil. Ese estúpido... ¡Intentó matarme! Cómo lo detesto.

—¿Sabes qué? —exclamé.— ¡Púdrete, ojalá un maldito pecado capital te asesine!

De la furia, molí a patadas un bote de basura que se encontraba a mi lado.

—¿Qué tú qué? —una voz a mis espaldas hizo que me espantara.— ¿Qué carajos?

Me gire lentamente, intentando que la persona no se diera cuenta que estaba nerviosa. Al darme vuelta, me topé con un chico con apariencia animal, que probablemente era un gato. Era mucho más alto que yo y tenía unas largas cejas color rojo. Me asusté al verlo, chille y rápidamente tape mi boca. ¿Había visto mi escándalo?

—¡L-Lo siento, L-Lo siento! —exclamé, agitando mis manos como gallina.— Hagamos que no escuchaste nada, ¿Sí?

—¿Escuchar qué? —respondió.— Estas putamente loca.

¿Tal vez escuchar eso me había aliviado un poco? De mis labios salió un largo suspiro y arreglé mi gorra de botones que estaba desordenada por el alboroto. Me quedé mirando al muchacho un tanto avergonzada, para que luego el me levantara una ceja y se fuera para otro lado. No podía dejar que se fuese, ¿Y si era un compañero de trabajo? ¡Debía socializar!

—¡Hey tú! ¿Trabajas aquí? —exclamé, agitando mis manos.— ¡Soy nueva aquí!

—¿Y a mí que carajos me importa? —respondió.— ¿Quieres que te aplauda?

Yo negué con mi cabeza, mirándole fijamente. No podía negar que era mi tipo, la verdad. Pero estaba trabajando en un hotel de redención, lamentablemente. No podía cogermelo aunque quisieramos. Me quedé mirándolo por un instante y suspiré. ¿Qué mejor que mantener un ambiente totalmente incómodo con un desconocido?

—Estem...—susurré.— ¿Sabes dónde está Charlie?

—La última vez que vi a la princesita fue en la cafetería.—replicó, con una voz de molestia. al parecer mi presencia lo tenía harto.—Puedes intentar buscarla ahí, hormiga.

Asentí leve con un sabor agridulce en mi boca y comencé a caminar hacia el ascensor. Sin embargo, se me olvidó que no sabía donde estaba. Mi piel se erizó y corrí hacía el gato nuevamente para pedirle indicaciones. Él aburrido de mí, en un intento de poder librarse de esta pequeña cabra, se ofreció para llevarme a ese sitio.

Caminamos un poco hacía el ascensor con un silencio bastante incómodo. Cada ciertos segundos compartíamos miradas, pero él sólo ladeaba su gruesa ceja en ceña de molestia. ¿Podía negar que me molestaba que fuese así alguien que recién conozco? para nada. Él ascensor marcó el número uno y él adelantó el paso, intentando indicarme con ese carácter donde se encontraba la princesa. Dobló hacía la derecha y con sus manos peludas, me señaló una gran puerta llena de pegatinas que decía cafetería. Le di las gracias con ese mismo mal sabor en mi boca y me abrí la puerta para poder firmar el contrato con Charlie. El sitio era bastante amplio, tenía una zona de entretenimiento bastante simpático y la temática de este se veía muy agradable. Comencé a buscar con la mirada a la rubia y en unos pocos segundos después la vi bebiendo una taza de café con una sonrisa. Nunca la he visto triste, ¿Es acaso un robot?

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2020 ⏰

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