... 5 ...

5.8K 340 157
                                    

actualice este capítulo y me a gustado más que como estaba antes

ADVERTENCIA contenido +18, si no te gusta esto favor de pasar de largo, gracias.

Los labios de Ramsés chocaron con los de Moisés en un beso con muy poca delicadeza, era un beso lleno de deseo, que acallo toda queja, Moisés que no esperaba aquel beso se quedo paralizado sin saber que hacer, no correspondió, pero tampoco se alejó.

—¿Qué acabas de hacer? —Moisés pregunto una vez que sus labios fueron liberados, aún no lo podía procesar bien, había ocurrido de verdad aquello.

—Te acabo de besar —dijo con obviedad Ramsés

—Si eso lo sé, ¿Pero por qué?

—Porque no parabas de decir estupideces —Ramsés tomó las manos de Moisés y le dio un beso a cada una. —y también porque tenía ganas de hacerlo desde hace mucho tiempo. —Confesó.

—¿Qué tú tenías ganas de hacerlo?

Para Ramsés era muy divertido ver a Moisés todo desorientado, tomaría esta oportunidad para llegar más lejos con él, no perdía nada con intentar besarle nuevamente.

—Sí, es más ahora mismo tengo deseos de hacerlo otra vez.

Ramsés volvió a besar a Moisés, pero esta vez lo hizo con delicadeza, conteniéndose, limitándose a explorar lentamente la boca ajena, Moisés correspondió torpemente, sabia besar, pero en este momento parecía un inexperto, se dejo guiar, abrazando por el cuello a Ramsés acercándolo, sintiendo su calor, disfrutando lo que minutos antes lo había dejado en blanco.

Estaba mal, muy mal lo que estaban haciendo, como era posible que una discusión terminara en esto. 

Aquel "inocente" beso los había llevado a donde están ahora, ¿Dónde están? Están en una hermosa habitación, decorada con las mejores telas, iluminada por la luz del sol, dentro se halla una cama grande con sabanas de seda e hilos de oro, pequeñas mesas que encima tienen platos de oro llenos de deliciosos frutos acompañados de un jarrón de vino y dos copas de oro. Esta apartada de todo, están a salvo de los ojos curiosos.

Ramsés lleva a Moisés hasta la cama despojándolo de sus prendas, acariciándolo, besándolo, amándolo.

Ambos se encuentran desnudos en aquella cama, se miran a los ojos, tratan de apreciar lo hermoso que es el otro, no piensan en nada, en nadie. Se besan jugando con su lenguas, las manos de Ramsés recorren el cuerpo de Moisés, de forma lenta y ardiente, Moisés gime y se restriega contra el cuerpo de Ramsés quien baja sus besos al cuello, mordisqueando, lamiendo, saboreando esa deliciosa piel, sacando de la boca de Moisés más gemidos acompañados de suspiros y temblores, ocasionando que sus miembros rocen, los hace sentirse tan bien que se empujan uno contra el otro devorándose sus bocas nuevamente, restregándose mutuamente. La sensación de los dedos de Ramsés tanteando más allá, rozando su entrada, presionándola, haciéndolo creer que los va a meter, vuelven loco a Moisés, lo desea tanto, pero no es capaz de pedirlo, por un momento se decide a hacerlo, y antes de lograr hacerlo siente como esa mano que antes tocaba su entrada ahora acaricia su falo hinchado bombeando, estrujándolo entre sus dedos, Moisés gimió extasiado dentro de la boca de Ramsés, sentía que iba a desfallecer, su cuerpo jamás había sentido tal placer, solo era el principio, no podría imaginarse como se sentiría todo lo demás.

Ramsés dejó de estimular el miembro de Moisés alejándose un poco, apreciando a su querido Moisés tendido en aquella cama todo sudoroso, sonrojado, jadeante, expuesto, era una imagen que lo ponía aún más excitado de lo que estaba. Ramsés se llevó los dedos a la boca lamiendo solo dos de estos de manera lasciva, una vez que considero que estaban lo suficiente mojados abrió las piernas de Moisés llevando sus dedos hasta la entrada de éste.

—Te preparé, mantente relajado, si te duele dime, me detendré si te estoy lastimando. —Avisó Ramsés inclinándose un poco besando la frente de Moisés mientras procedía a meter uno de sus dedos lubricados en saliva en el interior, primero haciendo círculos para dilatarlo empujando poco a poco el dígito hasta la mitad, Moisés se quejó a causa de la incomodidad que le producía así también por el ligero ardor. Ramsés comenzó a mover su dedo dentro, acariciando las paredes, se aventuró a meter el segundo y una vez que lo consiguió, simuló embestidas que causaron en Moisés un gemido de dolor —¿Estás bien? —Preguntó Ramsés con preocupación deteniendo sus movimientos.

—No te preocupes, solo fue un leve dolor, solo sigue, quiero sentirte —Moisés se acomodó mejor, abriendo más las piernas, dando así a entender que lo recibía gustoso. A Ramsés este simple acto le nublo la conciencia lanzándose a besarle con intensidad, deslizando sus dedos más hondo logrando con ello rozar la próstata de Moisés enviandole  una corriente de placer hasta su nuca bajando a su miembro chorreante de pre-semen.
Moisés empujó sus caderas inconscientemente, lo deseaba, lo necesitaba, se concentró en aquel placer olvidándose del dolor, aquellos dedos y esa mano acariciándolo lo estaban llevando al límite, su cuerpo se sentía demasiado caliente, su mente se nublaba, parecía que estaba viendo estrellas.

— ¡Ramsés! —profirió en alto Moisés sintiendo que pronto terminaría. Ramsés se apresuró aflojandolo más, no queriendo que aún terminara dejó de estimular la erección y retiró sus dedos, se acomodó mejor entre las piernas del contrario tomando entre sus manos su erección frotándola, lubricando de pre-semen todo el largo, se inclinó un poco situando el glande entre las nalgas del joven hebreo presionándose contra la dilatada entrada. Moisés jadea en anticipación cerrando los ojos. Ramsés se empuja lento hasta introducirse completamente, gruñendo de placer, sintiéndose apretado en ese estrecho y candente recto. Ramsés se mantuvo quieto besando las mejillas húmedas de Moisés, limpiando esas pequeñas lágrimas causadas por el dolor de la intromisión, esperando, siendo paciente a que se acostumbrara a su tamaño.

Ramsés comenzó de poco a menear sus caderas buscando tocar el punto exacto, no tardó mucho en hacerlo y Moisés se retorcio de placer sobre la cama echando su cabeza hacia un lado gimiendo fuerte el nombre de Ramsés.

Aquellos movimientos lentos y cuidadosos habían quedado atrás, ahora mismo ya no se contenían, sus cuerpos se unían tan deliciosamente exprimiendo de ambos, jadeos, gruñidos y gemidos, se movían a la par con movimientos coordinados causándose placer mutuamente, llegando al mismo punto, al mismo tiempo, sus cuerpos encajaban tan bien, parecía que fueron echos para estar juntos, y ninguno lo dudaba.

.

El tiempo paso, ambos habían terminado, y ahora yacían cansados. Ramsés se dedicaba a trazar pequeños círculos en la espalda de Moisés creando así un suave masaje provocando que Moisés dormitara en su pecho.

Era una imagen muy bonita a los ojos de Ramsés, se sentía realmente feliz de tenerlo ahí. Si tan solo fuera así para toda la vida. Ellos juntos amandose.

Pero todo lo bonito siempre tiene que terminar en algún momento ¿no?








Saludos, tarde en actualizar lo se y me arrepiento jajajaja
Me convertí en lo que jure destruir :(

Bueno traje un poco de acción, no soy buena en ello pero espero que les guste.

Solo debes ser leal a mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora