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Intento girar sobre su cuerpo pero no alcanzo alzar su pierna bien y terminó pisando su Hanbook rosa que su madre le había obsequiado, levantó su cara llena de nieve y dio un grito de frustración.
Su abuelo que la miraba desde las escaleras de madera empezó a caminar hasta donde ella, esa misma imagen la veía en DaeHei cuando se equivocaba en su danza; el mayor extendió su mano mientras susurraba: —Entra a la casa Seungi, tomemos un chocolate caliente — ella asintió tomando la mano de su abuelo.
Al mirar la taza de chocolate humeante soltó un suspiro, los copos de nieve caían junto con gotas de lluvia eso indicaba que haría más frío y tendría que suspender sus clases de danza.
—Abuelo ¿Por que tengo que aprender ese baile? — cuestionó observando al mayor quien por un segundo pareció sorprendido pero una aflicción apareció por el rostro de su abuelo.
—Este baile ha pasado de generaciones tras generaciones en nuestra y se hizo con el fin de que pudiéramos distinguirnos de todos y ahora más que nunca podría servirte —Él mayor observó a su nieta observarlo con confusión creando un puchero en sus rosados labios — Realmente espero que no tengas que verte en la necesidad de demostrar que eres parte de la familia "Kim"
Seungi quiso averiguar el porqué su abuelo se ponía tan misterioso al hablar sobre la familia, no sabía demasiado pero por lo que recordaba: Su abuelo no tenía hermanos, su abuela solo tenía una prima lejana; su madre no tenía hermanos, todo era muy extraño. Levantó la vista de su chocolate cuando se encontró con la figura de su madre en el marco de la puerta de la cocina.
Era de tez blanca con unas cuantas arrugas en sus ojos color miel casi dorados, su cabellera castaña le llegaba por los hombros. No era novedad verla con su ceño fruncido, ahora que lo recordaba nunca la había visto sonreír y tampoco era como si la viera mucho, pasaban casi tres meses sin verla.
—¿Por qué le dices a Seungi que ojalá no tenga la necesidad de demostrar que es una Kim? — cuestionó la voz de su madre quien estaba acuchillando la espalda de su abuelo con su mirada; su abuelo simplemente tomó un sorbo de chocolate; odiaba cuando ellos peleaban.
—Es la verdad realmente deseo que mi nieta viva una vida normal y no en esta situación decadente —Los pasos de su madre se escucharon con fuerza y se paró frente a su abuelo
—¡¡Podemos vivir una vida que realmente merecemos y lo sabes!! — Gritó su madre quien golpeó la mesa haciéndola saltar del susto — ¡Y TÚ MÁS TE VALE QUE APRENDAS BIEN ESA DANZA! ERES LA ESPERANZA DE LA FAMILIA ¿ENTENDISTE? — los ojos miel de su madre ardían con furia lo que la hacía encogerse de hombros, su cabellera negra fue jalada por su madre lo que la hizo gritar de dolor —AHORA MISMO VAS A ENSAYAR HASTA QUE TE SANGREN LOS PIES — sintió cuando su madre empujó su cuerpo y casi cae al suelo de no ser por su abuelo
