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iv. EL UNIVERSO DICE "¡NO!"
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TONY NO MENTÍA EN CUANTO A LA HAMBURGUESA. Tuve que caminar por las abarrotadas calles de Nueva York, ante la atenta mirada de cada una de las personas junto a las que pasábamos, atónitas por ver a uno de los Vengadores entre ellos. Durante todo el recorrido, traté de andar con la cabeza baja para que no me vieran el rostro y me alejé de él todo lo que pude para aparentar que nuestro camino era el mismo por pura casualidad. Con cada paso que daba me arrepentía aún más de haberle permitido llevarme a esta ¿charla? ¿Cita? Ay no, no eso no. Lo que fuera. Mis nervios se encuentra a flor de piel, tan listos como mi seda, la cual se ciñe a mi cintura con la fuerza necesaria como para no caerse. Sin contar que mis guantes se me resbalan un poco por el sudor y tuve que amarrarme el cabello, sin poder soportar mis cortas puntas rubias chocando contra el inicio de mi espalda.
Tony le sonríe a todos mientras compra las hamburguesas y me dijo específicamente que espere afuera. No tuvo que advertirme que no me escapara, él ya sabe donde vivo, jamás haré a tiempo si quisiera guardar todas mis cosas y partir antes de que vuelva a buscarme. Intento tranquilizarme, recordando que hay muchas maneras de refutar sus palabras. Aunque por otro lado él parece estar tan seguro que voy a tener que evadir todos mis tics de mentirosa para convencerlo. Qué las nornas me guarden.
Mi protegido camina hacia mí con una gran sonrisa y me entrega una bolsa con una hamburguesa, unas papas y un vaso de plástico con una gaseosa. Sigo impresionada por estar con él, creyendo que aún estoy sumida en mi cabeza alterada por la locura. Jamás pensé que lo vería en persona, ni que le hablaría, ni absolutamente nada.
—Compra mi tienda y ahora mi almuerzo, estoy comenzando a pensar que soy una obra de caridad —comento sorbiendo un poco de mi bebida—. Es de naranja..., ¿cómo supo que...?
