Richie tenía apenas cinco años cuando su mundo se vino abajo. Su abuelo había muerto, algo que el no terminaba de entender a causa de su corta edad, pensando que solo se había ido, que ya volvería.
A día de hoy recuerda perfectamente que fue lo que pasó ese día en el que le dieron la noticia a sus padres.Se encontraban comiendo, era algo tarde para hacerlo pero estaban teniendo una comida agradable. Su madre, le ayudaba a comer mientras el niño reía a causa de las voces que su padre imitaba. Era la alegría de la casa. Su madre limpió su boca, pues Richie no quería hacerlo y había renegado ya durante un buen rato para hacerlo. De pronto sonó el teléfono del hogar, y su padre, viendo a su mujer ocupada, decidió cogerlo él.
—¿Wentworth?- Preguntó una voz que, evidentemente, era su tía. Estaba temblorosa, el hombre lo había notado.
—Si, ¿Pasó algo? Se te escucha rara.- Interrogó él, sin ser demasiado serio, era algo que caracterizaba a ese hombre, parecía que nada era lo suficientemente importante como para que lo tomara enserio.—Papá ha muerto, Wentworth.- Dijo su hermana mayor, rompiendo en lágrimas en medio de aquella llamada.
El hombre no dijo nada, la línea parecía muerta de repente. Solo se escuchaban los sollozos de parte de su hermana mayor.
Su mujer lo notó, levantándose para hablarle, notando como el hombre lloraba en silencio, colgando el teléfono. La mujer trató de hablarle, preguntarle que le sucedía, trató de reconfortarlo, pero cuando fue a abrazarlo el la empujó bruscamente y salió de la sala, encerrandose en la habitación. Dejando a su mujer y a su hijo de cinco años confundidos en la sala.Los días pasaron y todo fue cada vez mas extraño. Su padre dejó de volver a casa, apenas y lo podía ver. O estaba trabajando o estaba en su cuarto. Su madre se había enterado de la situación, dejando espacio a su marido, pues tontamente creyó que era lo que necesitaba. El cuarto de Richie fue cedido a su padre de manera silenciosa, de un día a otro el menor y su madre dormían juntos, dejando que su padre pasara el día en aquél cuarto que Richie creía suyo. Nadie le avisaba de los cambios y eso le confundía. Dejó de ver a su padre, y su madre ahora estaba demasiado estresada como para estar con el. Dejó de tener atención de sus padres, se sentía raro al respecto. A pesar de aquello, el seguía siendo un niño feliz e hiperactivo, quizás por el simple hecho de que aún no comprendía del todo la situación, y su ignorancia le dejaba seguir feliz. O al menos le dejaba sonreír.
Las cosas fueron empeorando. Cumplió 6 años, y aunque no perdió la sonrisa nunca, las cosas iban a peor. Su madre siempre encontraba algún motivo para gritarle o golpearle, y, tiempo después, se enteró de que en esas fechas su padre había sido diagnosticado con una depresión severa y estaba tomando medicación. Claro que en esa época no lo sabía, así que seguía sin entender por qué ya no veía a su padre, por qué ya no le quería.
Se esforzaba por ser un buen niño, no daba problemas, maduraba muy rápido. Sabía que estaba mal, sabía que se estaba destrozando. Pero en su intento de arreglar algo que el no había roto, se hizo daño. No llegó a desarrollar bien sus emociones, pues solo se permitía sentir felicidad. Dejó de llorar. No quería hacerlo, evitaba hacerlo a no ser que fuera por algún dolor físico. Pero las caídas y los accidentes pequeños dejaron de ser dolorosos. Había creado mucha resistencia al dolor físico, y aún no era consciente de que eso sería su perdición.
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Suicide boy. -Reddie-
Non-FictionRichie Tozier, un chico de 17 años que, tras una serie de sucesos traumáticos, decide que no forma parte de este mundo. Esta historia lleva un tiempo en mis borradores y la voy a publicar así sin revisarla jaja salu3.