Estaba perdido en sus pensamientos auto-destructivos, cuando su madre de repente tocó su hombro. Lo agarró dándole un tirón, este prácticamente ni se movió, pero si logró captar su atención.
—¿Que es lo que quieres ahora mamá?
—Vas a dejar a ese jovencito ahora mismo y vas a arreglar tu vida. Sabes que es un error.
—¿Que bicho te ha picado? Te he dicho que no voy a dejarle.- Volvió a darle la espalda a la mujer, termiando de hacerse la cena, llevandola al comedor para empezar ahí a comer, siendo perseguido por su madre.
—Podrías haber pensado en mi y haber hecho mas, es de mala educación no hacerlo.
—Tu también podrías haber pensado en mi antes de pasarte el día en la calle, es de mala educación dejar a tu hijo morir de hambre en soledad. Pero aquí estamos, ¿No?- Soltó con cierta impaciencia, no quería estar teniendo esa conversación, quería dormir, quería que llegara el siguiente día para poder ir con su novio y olvidar los problemas.
La mujer dio un golpe en la mesa, notablemente molesta.—¡A mi no me hables así, respetame, soy tu madre!
—Si bueno, podrías haber actuado como tal en su momento, ahora no sirve que solo lo grites.
Dicho esto, recibió una bofetada de su madre, fue con fuerza, con ganas, sabía que ella estaba esperando el momento exacto para hacerlo, sabía que ella quería hacerlo. Al menos su cabeza creía que eso era lo que pasaba. Empezó a respirar algo mas agitado, sin ser capaz de mirar a su madre a los ojos, escuchando de fondo insultos que gritaba su madre mientras tiraba de sus pelos y le daba golpes llenos de rabia. Quizás ya no dolía tanto como cuando era un niño, pero lloraba. Lloraba por los recuerdos que se juntaban, las palizas, no solo de su madre, si no de todos los demás, los golpes, las humillaciones, los insultos, las amenazas, las noches llenas de llanto, la falta de sueño, la poca atención, el dolor. Todo era dolor. Toda su vida, era dolor. ¿Por qué seguía viviendola?
Y en ese instante, nada le importó. Dejó que su madre lo golpeara hasta cansarse. Dejó que su madre rompiera aquel plato en su cabeza. Dejó que su madre le quitara las únicas pastillas que podían evitar su dolor. Dejó que todo pasase. Para luego, cuando todo terminó y su madre se mostraba arrepentida, ignorarla y, con una mirada muerta se encerró en el baño. Abriendo las cuchillas que siempre estuvieron ahí para él. No pensaba en nada, solo imagenes llenas de rencor y sufrimiento se pasaban por su mente. Enumeraba cada vez que se había sentido dolido, creando un corte. Y así fue, hasta que decidió terminar, cortando todo el brazo, preparándose para morir. Cerró los ojos, esperando a desangrarse. Gracias a la anemia con la que cargaba desde hace años, se mareo y desmayó antes. Por fin todo había terminado.O eso era lo que creyó.
Despertó confuso, viendo borroso. Todo se veía blanco, escuchaba de manera lejana el sonido de la maquina que marcaba el ritmo de su corazón, y entonces, cuando pudo por fin pensar con claridad, vio a Eddie, sentado en una de las sillas que había en la habitación de hospital.
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Suicide boy. -Reddie-
NonfiksiRichie Tozier, un chico de 17 años que, tras una serie de sucesos traumáticos, decide que no forma parte de este mundo. Esta historia lleva un tiempo en mis borradores y la voy a publicar así sin revisarla jaja salu3.