Se incorporó de manera lenta, intentando olvidar el dolor de cabeza, solo para fijarse en cada detalle del chico mientras se ponía sus gafas.
Se veía realmente agotado, tenía unas grandes ojeras, notó que en sus puños habían heridas, también que parecía algo sucio, como si apenas hubiera tomado cuenta a su higiene. Y, hablaban de Eddie Kaspbrack, que no fuera higiénico significaba algo grave. En ese instante, se dio cuenta de lo que hizo, rompiendo en llanto, un llanto que despertó a su novio.
Eddie en un principio parecía confundido, se levantó de golpe para ir corriendo a su pareja, acariciando sus mejillas para limpiar sus lágrimas. Y Richie podía jurar estar viendo un ángel. Intentó esconder su cara a causa de la vergüenza, pero Eddie no le dejó. Repartió besos por todo su rostro, sintiendo lagrimas derramarse mientras soltaba un montón de reproches de forma inentendible.—¿En que mierda estabas pensando Richard? Me tenías demasiado preocupado, has pasado dos días en coma, ¡Dos putos días! Pensé que te había perdido, no vuelvas a hacer esto, Richie, por favor jura que no volverás a hacer esto.
Dijo acelerado el castaño, abrazandose a su pareja con fuerza, sintiendo que la vida se le iba en ello. Richie solo pudo corresponder al abrazo y pedir perdón como loco en susurros. Besó a su novio, buscando apoyo en el, buscando algo en donde pudiera dejarse caer. Algo real que le diera seguridad.
—Eddie, cielo, deberíamos ir a casa, debes...Oh.- La madre de Eddie acababa de entrar por la puerta, haciéndoles alarmar. Se separaron un poco, Richie estaba asustado.
—Iré a avisarle a los médicos que despertó, Richie en un rato tendremos que hablar.
Y el nombrado asintió, bajando la mirada. ¿Y si le pedía dejar a Eddie? El no quería arrastrarlo en su miseria. Sería bastante evidente que la madre de su pareja le pidiera que se alejara, al fin y al cabo no le aportaba nada. La mujer salió de la habitación, dedicándoles una triste sonrisa. Eddie volvio a abrazarle, siendo recibido con necesidad, besando cada centímetro de la piel pálida de su novio. Se quedaron así hasta que entró la doctora, haciendo un chequeo en el chico, comprobando que estuviera estable. Le dijo a Sonia que aún se quedaría unos días en observación, pero que estaba bien, al menos físicamente.
Los días que pasaron fueron bastante difíciles, de no ser por Eddie habría estado perdido. Su madre trató de entrar muchas veces, pero Eddie se negaba a salir de aquella habitación. Culpaba a esa mujer de todo. Su madre le había contado todo, con miedo de que el chico no sobreviviera. Sus amigos también le visitaron, Beverly lloró con el por haber creído que todo mejoraría eventualmente. Ella había estado yendo a tratarse, porque los traumas que su padre dejó en ella eran bastante fuertes, estaba mucho mejor ahora, y se sentía tonta por no haberse preocupado lo suficiente por Richie cuando todas las señales estaban delante de sus narices.Al salir del hospital, fue directamente a casa de Eddie, su suegra le estuvo cuidando cuando aún no se sentía preparado para volver a clase. Tenía miedo, mucho miedo. Dormían juntos, Eddie acariciaba los brazos de su novio cuando creía que dormía, viendo sus marcas, intentando adivinar cuanto tiempo llevaba así. Intentando saber desde cuando había estado tan ciego. Cuando dejaba sus brazos, podía jurar que se aferraba tan fuerte a el, que podría parecer que estaba a punto de morir y su último deseo era que no le soltase. Cada noche, pedía perdón a Eddie cuando este se quedaba dormido.
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Suicide boy. -Reddie-
Non-FictionRichie Tozier, un chico de 17 años que, tras una serie de sucesos traumáticos, decide que no forma parte de este mundo. Esta historia lleva un tiempo en mis borradores y la voy a publicar así sin revisarla jaja salu3.