7- Dolor.

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Se despertó con pereza, sintiendo el cuerpo a su lado aferrandose a el. Era sabado por la mañana, podrían quedarse hasta tarde.
Escuchó dos toques en su puerta, ladeando la cabeza para mirar confundido. Eddie seguía medio dormido, así que solo se separó un poco para acercarse a la puerta, ponerse sus boxers y entreabrirla. Ahí estaba su madre, cruzada de brazos. Se veía muy seria. Empezó a hablar en susurros, de modo que solo Richie lo escuchara.

—¿Quien es ese chico con el que estuviste anoche?
—Mi novio, Eddie, ya te lo dije, ¿Recuerdas?
—¿Puedes explicarme por qué has estado pasandote los días fuera de casa?
—Su madre me deja quedarme con ellos.
—No son tu familia, Richard.
—Es mi novio y mi suegra, suena como si lo fueran.
—¿Ella sabe las barbaridades que hacéis?
—Ella me acepta como uno mas de la familia.
—¿Rich?- Se escuchó a Eddie hablar de forma perezosa, buscando el cuerpo de su novio en la cama. Richie cerró la puerta dejando a su madre enfadada al otro lado, volviendo a poner seguro y así sentarse a su lado.

—¿Que pasa cielo?- Murmuró el castaño, entrelazando una de sus manos con la de su novio.

—Era mi madre, no te preocupes.- Dijo Richie apretando su mano de forma leve, tumbandose para abrazarle y besarle.

Se quedaron ahí hasta tarde. Mas bien, hasta que Richie estaba seguro de que estaban solos de nuevo, no tenía ganas de enfrentarse a su madre en esas condiciones, menos delante de su novio.

Cuando se fueron, Eddie tenía que ir a unas clases de piano, así que su novio le acompañó dejándole en la puerta, despidiéndose con un discreto beso.
Pensó durante un buen rato, decidiendo que iría a casa de su novio, a hablar con Sonia. Si bien era algo raro para la gente externa, ellos lo llevaban con bastante normalidad. Cuando estuvo allí, tocó tres veces, siendo recibido con un abrazo de parte de la mujer. Al principio podía parecer una mala persona, pero en realidad el tiempo la había cambiado muchísimo. Intentaba ser una buena madre, realmente lo hacía lo mejor que podía.

—¿Vienes solo, Richard?
—Si, venía a hablar contigo, si tienes tiempo, claro.
—Por supuesto, ¿Te preparo algo, hijo?
—No será necesario, gracias. En realidad, quería pedirte consejo.
—¿De que se trata?
—Mi madre, ya te conté que no quería hablarme mas, pero hoy nos encontró a los dos en mi habitación. Me estaba reclamando y realmente no se que hacer. Lleva mucho sin estar para mi y de repente quiere que le cuente todo.
—Si ella no estuvo probablemente es por que no podía. Se que has tenido muchos problemas Richard, pero ella también. Intenta entenderla, así como yo lo hago contigo.
—Pero ella no quiere entenderme a mi tampoco.
—Los padres cometemos errores, intenta darle otra oportunidad.
—...Bien.- Finalizó Richie para cambiar de tema, lo intentaría, no perdía nada. Se quedó con la mujer hasta que se dio cuenta de la hora, sabía que Eddie estaría por llegar, así que se fue antes de que el llegara.

Condució a su casa, notando que el coche de su madre ya estaba ahí. Vio las luces encendidas, lo que le llamó la atención. No solía haber nadie a esa hora. Aparcó y fue dentro, sin preocuparse mucho por aquello. Fue a la cocina para prepararse la cena como lo llevaba haciendo desde que tenía doce años, cocinando algo simple, a decir verdad no tenía el ánimo suficiente como para hacer algo mas elaborado. Llevaba meses sintiéndose peor, había ido a ver a su psiquiatra en varias ocasiones, sabiendo que su, ya diagnosticada depresión, iba a peor. Estaba tomando pastillas, lorazepam para ser exactos. Nadie lo sabía, nadie era consciente de eso. Hacía su mayor esfuerzo para que nadie viera sus muslos y brazos, llenos de marcas, antiguas y recientes. No estaba llevando bien nada de eso, todo era complicado y le dolía vivir. Quería morir, aunque no sabía que había al otro lado. Si no lo hacía, era gracias a Eddie, se juró nunca hacerle daño, y sabía bien que su novio sufriría si él simplemente dejaba de respirar.

Suicide boy. -Reddie-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora