Enero: Primer Amanecer del Año

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Parte 1: Enero

Palabras: 1299

Beteado: princessqueen

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Doce veces tú

~Primer Abrazo~

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Dos siluetas se movían con mucha gracia por los techos de París. Hacía poco tiempo que habían acabado los festejos masivos de año nuevo, aunque todavía quedaban algunos rincones donde la música animaba a las familia reunidas.

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Aquella había sido una noche bastante movida para los superhéroes de París, pues un akumatizado había interrumpido en pleno proceso de desconteo e intentado paralizar el reloj para evitar el cambio de año.

Ese akuma había sido muy difícil de atacar debido a la cantidad de gente que había a los alrededores, ¿es que Hawk Moth no tenía nada mejor que hacer que estar akumatizando gente en pleno año nuevo?

Cansados, tanto Chat Noir como Ladybug, pudieron vencer al pobre hombre que sería un desempleado más en cuanto el cambio de año se ejerciera, motivo por el cual quería evitarlo.

Ambos jóvenes se miraron con algo de pena. La vida de adultos era bastante estresante y deseaban, por un lado, demorar lo más que pudieran en llegar a esa etapa.

Antes de despedirse, Ladybug detuvo a su compañero para abrazarlo. Aquello tomó completamente desprevenido al muchacho.

—¡Ahora eres la primera persona que abrazo en Año nuevo! —le exclamó, al separarse de él—. ¡Estás obligado a hacer algo conmigo!

Chat Noir la miró confundido, pues la superheroina de traje moteados lo miraba con una enorme sonrisa que lo inquietaba.

—¿y qué es? —preguntó, viendo el anillo en su mano derecha que empezaba a titilar.

—¡Tienes que ver el amanecer conmigo! —le indicó—. No puedo decirte más porque me destranformaré —tomó su yo-yo con rapidez—. ¡Nos vemos en la torre Eiffel antes de que amanezca! —y tras esas palabras se fue, dejándolo aún más confundido que antes.

El nuevo aviso de su anillo, lo hizo tomar su vara y perderse en los techos con destino a su hogar.

—¡¡Marinette!! —exclamó Tom, al ver a su hija entre la gente que había sido evacuada del centro de la ciudad— ¡Pensamos que te habías perdido! —al llegar a ella, la abrazó con fuerza. Sabine, a su lado, tenía la mano derecha en su pecho y respiró tranquilamente al verla sin ningún rasguño.

Doce veces túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora