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Parte 6: Junio
Palabras: 1868
Beteado: princessqueen
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Doce veces tú
~Accidente~
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Marinette llegó esa mañana muy temprano a la biblioteca para tratar de organizar sus pensamientos, pues no sabía cómo iba a reaccionar frente a Adrien ahora que conocía la verdad. ¿Debía enfrentarlo o ignorarlo? Dudaba porque, ¿qué tal si lo que le dijo Kagami no fuera tan cierto y Adrien la había usado de excusa para justificar su fallida relación?
No. Adrien no era de esas personas.
Ubicó una mesa alejada de la vista de todo el mundo, dejó su mochila al lado y apegó la frente a la frialdad del escritorio con un poco de violencia.
¿Qué debía hacer?
Sentía que estaba a punto de tener una de sus crisis de nervios y esta vez no iba a poder pedirle consejo a su pequeña conciencia llamada Tikki, pues ésta le había dicho que no podía ayudarla en esta situación.
¡Quería llorar!
Sobre todo, cuando, al levantar la mirada, uno de los dueños de sus crisis existenciales estaba parado frente a ella con esa sonrisa de maniquí, dos vasos de frappé en una mano y donas en la otra.
—Aún no desayunaste, ¿verdad? —le preguntó.
—No se puede entrar con comida a la biblioteca, Adrien —lo regañó, pero él solo sonrió entregándole su frappe y la caja que encerraba la dona para Marinette.
—Sí somos rápidos, nadie nos descubrirá —la joven de ojos celestes observó con detenimiento al chico que tenía frente a ella, sonriéndole como si fuera un niño pequeño haciendo una travesura— ¿No vas a comer? —preguntó, remangándose la camisa cuadrille que tenía sobre una polera blanca, para no mancharse con el chocolate de su dona.
Marinette bajó la mirada a su caja, la abrió y se encontró con un dona de chocolate blanco con una decoración de corazoncitos de azucar. ¿Cómo había sido tan ciega? ¡¡Todo en Adrien grita que le gusta!!
Se comió la dona y bebió su frappe, casi sin pronunciar una palabra, observando cómo el chico disfrutaba del desayuno improvisado y prohibido, en un lugar no apto para eso.
Adrien, ajeno al escrutinio de su amiga, terminó de comer, metió todas las pruebas del delito en la bolsa donde las trajo y las guardó dentro de su mochila con cuidado de no manchar sus cuadernos. Luego, apoyó ambos codos en el escritorio y sonrió, mirando fijamente a Marinette.
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Doce veces tú
FanfictionCada vez que Marinette o Ladybug quería hacer algo, quien aparecía frente a ella para ayudarla, aconsejarla o consolarla era Chat Noir... ¿Mala suerte? ¿Destino? ¿Amor? ¿Una fanficker con mucho tiempo de ocio? ¡Quien sabe! Lo único que ella sabía e...