O O 3

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Beomgyu había regresado a su casa después de que Taehyun prácticamente lo había sacado a patadas poco después de que esa llamada había culminado y de que tuvieran un poco de acción. Sentía su pecho presionar. No sabía a dónde había ido Taehyun, pero estaba enterado de todos esos rumores sobre el amor que sentía por su amigo Hueningkai, en su mente y con todas sus fuerzas se negó a creer que había corrido hacia él.

Taehyun le gustaba. Y al menos estaba seguro que lo hacía más que su novio, Choi Soobin. Ni siquiera se había visto en la situación de rogar a alguien, pero tan sólo vio al famoso Taehyun y sintió que debía salir con él o hacer una de las cosas que se especulaban que hacía con los chicos. Tales cosas incluían conocimientos diversos de saber dar placer y también de esas hermosas sonrisas que cautivaban a cualquiera.

Y nunca se había sentido así, lo decía en serio, conocía lo que era que le gustara alguien, sin embargo esta vez sentía en su corazón que era diferente. Porque Taehyun le había cautivado con tan sólo mirarlo, le dejó sin aliento entre beso y beso. Y también había dejado su corazón tan herido cuando lo corrió tan estrepitosamente. Pero él no quería que el chico le desechara con tanta facilidad, en sus entrañas sentía que debía seguir en el juego.

Había aceptado las reglas de Taehyun, porque quería sentir sus labios acariciando sus labios, quería sentir que por una vez, interesaba a alguien, despertaba algo. Aunque no fuese así, él no quería terminar. Y si eso le llevaría a la ruina, aceptaría hundirse.

Ya era tarde, porque ahora Choi Beomgyu había caído a los pies de Kang Taehyun, y haría todo para tenerlo con él.

[...]

— Me gusta mirar las estrellas contigo — le había dicho mientras estaban acostados en aquel sofá-cama que tenían en la terraza de aquella gran casa.

— A mí también — quiso agregar alguna cosa romántica, pero sabía lo que implicaba. Así que guardó silencio.

Después de aquel abrazo, Huening Kai quiso mirar las estrellas y como siempre, Taehyun se dejó arrastrar. Se sentía patético en busca de cualquier oportunidad para tomar la mano del menor. A veces deseaba ser un cachorro, a quien todos buscaban para acariciar. Desafortunadamente, él no lo era.

A veces, pensaba que Huening Kai ya sabía todo y que sólo estaba aprovechando su condición para tenerlo, para amarrarlo como si no fuese suficiente haberle entregado su corazón hace dos años. Que el menor era un egoísta y no dejaba que su corazón fuera libre. 

Otras veces, simplemente deseaba ser quién Huening Kai miraría con un brillo en los ojos que denotaban un amor real y sincero.

— Mis padres salieron ayer con mis hermanas, y sabes que cuando los extraño me gusta ver las estrellas contigo, así no me siento solo — lo miró.

Tal vez Taehyun quitara el aliento al mirar, pero Huening Kai te quitaba el alma, tomaba los pedazos que podía de tu corazón, arrancaba suspiros, te sentías viajar en sus ojos al paraíso. O al menos eso es lo que pensaba Taehyun siempre que se miraban y quería soltar alguna frase cursi, pero no podía ser así. Nunca podría ser de esa manera. Lo sabía dentro de sí.

— Extraño a mis padres — soltó el mayor en un susurro. El chico del que tanto hablaba Huening Kai, el pequeño Taehyun de ocho años, dejaba salir sus deseos de que su madre algún día le abrazara y besara la frente. De que su padre le diera un abrazo tan fuerte que sintiera cada pedazo de su corazón reconstruirse de nuevo.

manos entrelazadas ; tyunning/taekaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora