El que no llego para las vacaciones

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Tecleo tecleo*

-¿Podrias parar con eso?

-Estoy hablando con Sarah.

-No me importa... ¿podrías al menos quitarle el sonido a los malditos botones?

-Podria, pero tendría que dejar de hablar con Sarah.

-Acabas de volver de tus vacaciones allá, la viste por suficiente tiempo.

-Si, pero la extraño taaaanto... a mi linda novia... y las gemelas están igual... Sabes...

-No me interesa.

-...a quien más vi? A Cassie...

-Cállate

-...ella estaba tan triste cuando no te vio...

-Velkan no sigas.

-...pero no le duró mucho, apareció ese chico... como se llama... ese con quien solías pelear por ella... John... J

-Julien.

-Si, Julien, él, se quedó en casa de los tíos el verano, estaba pegado a Cassie todo el tiempo. Se quedaban hasta tarde juntos en su habitación o iban a la ciudad, al cine...

El chico estaba demasiado metido en su relato para notar que las cosas en la habitación comenzaban a temblar, que los ojos de su hermano brillaban y que la sangre le ardía por la rabia que sentía de lo que acababa de oír.

Se puso de pie y golpeó con los puños el escritorio.

-¡Velkan ya basta!

Este lo miro como si nada.

-No es mi culpa que no hayas ido estas vacaciones.

Ese comentario fue simple pero cruel y lo sabia.

-No podía ir, lo sabes.

Miro los ojos de su hermano, sufría estando lejos de Cassie, sufría al pensar que ella podría ya no quererlo. Le sostuvo la mirada unos momentos y luego los apartó. No podía soportar ver los ojos de su hermano menor.

-No puedes pasar toda la vida huyendo de ella, no toda su vida al menos.

Como estaban las cosas él podía morir mañana o en tres días o en 50 años o más, además de su sorpresivo cambio había otro asunto, uno peligroso.

-¿Y que sugieres que haga?

-Solo ve con ella, cambiaste un poco, llámalo una segunda pubertad ¿Que importa? No es como si fueras una especie de monstruo... tal vez...

-Siento que me estoy volviendo loco.

-Tia Safina dijo que no hay nada malo en ti, ya relájate.

Porque irte a dormir una noche y luego despertar en medio de la nada en un campo de hielo, medio desnudo y sin saber como llegaste ahí es sinónimo de cordura. Y las pesadillas... que lo atormentaban todas las noches... habían cosas que Safina solo se las dijo a él y a sus padres, a nadie más.

-Deseo que jamás te pase.

-Yo tambien.

Siguieron un rato, Lucian leyendo su libro y Velkan tecleando de forma molesta sus mensajes hasta que Lucian se hartó.

-Ya... sal de mi habitación.

-¿Que?

-Lo que oíste, fuera, eres muy molesto.

-Pero... pero...

-¡Hermanos!

La gemelas entraron pateando la puerta.

Las huellas del lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora