Capitulo Ocho

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Narra Jacob

Me despierto a sabiendas de cuanto ha pasado antes de caer agotado, confuso, asustado en un profundo sueño lleno de tensión y de lágrimas que no vuelven a amenazar con caer.

Tapando bien mi cuerpo desnudo, me siento, viendo a Hoseok dormido a mi lado con un libro descansando sobre su pecho también desnudo. Con cuidado lo quito de donde está, cerrándolo, dejándolo sobre la mesita de noche antes de volver a tumbarme algo más cerca de su cuerpo.

Así como estoy acostado a su lado puedo ver como su pecho sube y baja con cada respiración. Su rostro relajado en pleno sueño saca una pequeña sonrisa que se dibuja en mi cara, sintiendo arder mis mejillas aunque no me esté mirando o tocando. Moviéndome un poco me atrevo a rozar la suave y bien formada bien en su torso, bajando a su abdomen hasta el limite de la sábana que cubre su desnudez al igual que la mia propia.

Inclinándome hacia él, notando mi respiración algo acelerada como la suya tranquila, me atrevo a rozar sus labios, presionando poco a poco iniciando un beso que despierta algo en mi interior, una sensación que no me parece desagradable, como si un revoloteo recorriese todo mi ser por dentro, mas cuando sus labios moviéndose me sorprenden, su mano en mi cuello me invitan a seguir esta vez sin miedo, sin lágrimas, sin sentirme angustiado por el hecho de estar besando a alguien de mi mismo sexo.

Moviéndose, Hoseok acaba sentado sobre mis piernas, sintiéndole de tal forma que no puedo evitar cuando un gemido escapa de entre mis labios. Atrevido aún, valiente por no retroceder, subo mis manos por su cuerpo, acariciando cuanto me permite. Su lengua abriéndose paso entre mis labios y dientes se une a la mia en una húmeda unión que tensa la parte baja de mi cuerpo, latiendo mi corazón con más fuerza si es posible.

— ¿Quieres que pare? —ambos nos miramos a los ojos —puedo esperar lo que necesites y lo sabes.

Niego sin palabras, aún mirándole por unos segundos a los ojos, esos que tanta sinceridad y paciencia transmiten.

Enredando mis dedos en sus mechones cubiertos de una fina capa de sudor acerco su rostro al mio, atrapando mis labios bajo los suyos en un beso hambriento que no solo encadena sus gemidos a los míos sino que desata más la pasión y el deseo entre los dos. Su cuerpo aún sobre el mio, sus muslos apretándose casi alrededor de mis piernas, nuestras pieles rozándose con cada movimiento de sus caderas, el sonido de nuestra unión, de nuestros cuerpos chocando, gimiendo con más fuerza cuando de una sola vez se autopenetra con mi miembro erecto una vez más, llegando al orgasmo, manchando mi abdomen con su semen, llenándole con el mio no mucho después nos fundimos en uno solo, perdiéndome en esa tensión, en ese orgasmo, en sus labios besando mi cuello, mordiendo, deslizándome fuera de su cuerpo cayendo a mi lado, entre mis brazos con nuestras respiraciones aún aceleradas.

Sus piernas abrazadas a las mías, su aliento chocando contra mi pecho, nuestras respiraciones algo más calmadas mientras nos besamos una vez más, uniéndonos en cuerpo y alma.

— ¿Te sientes bien? —me abrazo mejor a su cuerpo asintiendo —al final no ha sido una única noche.

— Calla.. —su risa se escucha por toda la habitación —no me recuerdes que he fallado a mis propias palabras, mi decisión de ser solo una vez que tu y yo..

— Peng calmate porque no es algo malo —me hace mirarle —me gustas, eres único pero no para una sola noche. Al menos no para mi y no quiero ser algo temporal para ti. Es confuso porque siempre has creído que te gustan las mujeres como claramente puedes ver que te gusto yo y soy un hombre al igual que tu. No dejes que esto te atormente, te haga sentir mal. Puedes seguir haciendo tu vida como hasta ahora con la pequeña diferencia de que ahora puedes intentar iniciar una relación.

— Vas a ser mi jefe —miro mis manos, sintiéndome de nuevo inseguro —estoy seguro de que pensarán que me has dado el trabajo por ser algo especial para ti.

— Lo primero que te diré es que me da igual lo que digan porque allí mando yo —vuelve ha hacerme mirarle —y lo segundo te he contratado porque lo que has preparado mientras me esperabas ha tenido un resultado positivo y eso es lo que me ha hecho decidir contratarte no haberme acostado contigo o el simple hecho de que me gustes y te quiera como mi novio cuando estés preparado para asumir y vivir con eso.

— ¿Por qué me quieres como tu novio si solo te doy quebraderos de cabeza? —intento apartarme pero sus brazos me retienen más cerca de su cuerpo —Hoseok..

— No me das dolor de cabeza Peng y tampoco es que me moleste —deja un beso en mis labios que hace arder mis mejillas —¿tienes hambre? Te invito a comer aquí en mi casa.

Niego despacio porque tengo el estomago tan cerrado que no podría ahora mismo probar bocado.

— ¿A tus abuelos les tendría que considerar como una especie de suegros? —le miro soltando una inevitable carcajada —¿qué? Se que no son tus padres pero te han criado como si lo fuesen y si algún día me brindas la oportunidad de ser tu novio estaré más que encantado de llamarles así si me lo permiten claro.

— Te precipitas demasiado —me tumbo boca abajo —y no estoy seguro de si tu y yo podríamos ser novios. Tenemos que conocernos, necesito aclarar mis ideas.. ver la diferencia entre la intimidad y que seas mi jefe, como hablar con mis abuelos, mis amigos que seguro que me gritarán por ocultarles esto porque no saben ni que aquel día que salimos a celebrar nuestra libertad me fui contigo.

— Me gustaría conocer algún día a tus amigos —me abrazo a su almohada sintiendo un beso que deja en mi hombro —pero sin prisa y algún día te presentaré a Jimin.

¿Jimin?

— ¿Quien es Jimin? —me atrevo a preguntar.

Hoseok está a nada de responderme y decirme quien es ese tal Jimin pero no lo hace, quedándose a mi lado acostado y en silencio mientras yo respondo a la llamada que de pronto me llega por parte de Geum Hyuk.

Una única nocheWhere stories live. Discover now