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Entonces, una noche más se colaba entre las cortinas de mi habitación, otro rayo de luz ingresaba y me daba la bienvenida ante el único momento del día donde era en verdad feliz.

Observé la rosa azul que se hallaba en mi habitación y sonreí al ver que seguía intacta, a pesar de los días que se habían mantenido fuera del jardín. Pareciera como si brillara por sí misma, haciéndome recordar aún más al dueño de aquellas lágrimas cautivadoras y sanadoras que lograron purificar la negrura de mi alma.

— Es la única manera, pequeño rayo de sol, — musité — es la única forma que encontré para poder hablar contigo y arrastrar lejos de ti esa soledad a la que tanto le temes.

Mis pasos resuenan silenciosamente mientras me aventuro en el salón, yendo de un lado para otro y sintiendo aquel extraño sentimiento dentro de mi pecho, el cual me incitaba a ir directamente hacia la ventana más cercana y poder ser testigo de la presencia de aquel hermoso ser humano.

Como era habitual, el sonido del reloj se escuchó tras de mí y las diez de la noche se mantuvo como recordatorio de la ansiedad que recorría mi organismo cada vez que lo observaba salir del pueblo y caminar hasta mi hogar. Una extraña fragancia envolvió el ambiente justo antes de que la cabellera rubia del pequeño humano se esclareciera frente a mis ojos.

Un nuevo cambio de ropa me hizo contemplarlo, su cabello era cubierto por una pequeña boina de color negra, dándole a su imagen un toque lleno de inocencia e inexperiencia. ¿Era este hermoso rubio capaz de entender que más allá de sus creencias existía la maldad? La misma maldad que había condenado a mi hermano a dar su vida por la persona que amaba.

— ¿Eres consciente de que le estás robando a un monstruo como yo? — Quise preguntarle. — ¿No temes por represalias, acaso?

Su canasto fue dejado en el suelo mientras observaba el rosal. Era consciente de que el número de rosas había descendido considerablemente, pero las que aún se mantenían de pie seguían siendo numerosas y esperaban ser arrancadas por sus manos.

— Las personas quedan deslumbradas por el inaudito color de estas rosas, — lo escuché decir — pero, ¿seguirá siendo así siempre? ¿Tendré que valerme del asombro de las personas para poder vivir?

¿Era esa la razón de tus acciones? ¿Usabas mis rosas para sobrevivir en el pueblo?

— ¿Te causa algún tipo de beneficio llevarte mis rosas? — Le pregunté.

Esta vez mi voz salió de manera audible y llegó a sus oídos. Fui consciente del repentino susto que tuvo al saber que no se hallaba solo y el cómo su rostro giraba hacia la fuente del sonido.

No fue difícil verse con la figura de un hombre parado frente a él.

Pero no era yo.

Era un chico que encontré de camino al pueblo, un joven de piel pálida y cabello negro que estaba escapando de su familia. Su nombre era Adam, lo supe porque él mismo me lo dijo. Él estaba allí para hablar a través de mí.

Él era mi máscara.

— ¿Q-Quién es usted?

Los vampiros teníamos el poder de hipnotizar a las personas y obligarlos a realizar las acciones que nosotros queríamos. Siendo el único en mi especie dentro de Italia, nadie podría sospechar que aquel don seguía siendo usado.

— Soy Zayn Malik. — Le dije mi nombre porque deseaba escucharlo salir de sus labios, porque anhelaba ser llamado por él cada vez que platicáramos, aun cuando usaba a otra persona para hacerlo. — Soy dueño de este castillo.

Su sorpresa fue inmediata, sus ojos se hallaban totalmente abiertos y su cuerpo empezó a temblar. Seguramente no creías que yo existía en este lado del pueblo, ¿verdad? Supongo que nadie te advirtió de mi dañina existencia y comprendo la razón.

The truth untoldWhere stories live. Discover now