The truth untold

Final

Liam.

Zayn Malik.

Su solo recuerdo causaba aquella mezcla entre el amor más profundo y el dolor más lastimero y agonizante. No entendía por qué nuestros encuentros fueron volviéndose más seguidos, ni por qué deseaba con toda mi alma perdurar dentro de su día a día; pero, mi corazón había decidido enamorarse de aquel hombre de cabellos castaños y hermosos sentimientos, sin que pudiera detenerlo.

La primera vez que ingresé en su castillo, tuve un miedo indescriptible, pues nunca había estado dentro de un lugar tan desolado y tenebroso. Sin embargo, el silencio me ayudó a calmar mi errática respiración y aventurarme al jardín desconocido. Cuando observé aquellas rosas extrañas y oscuras, mi corazón empezó a latir con fuerza. Sentía como si diferentes sentimientos fueran aglomerándose en cada rosa y me regalaran un dolor diferente.

La sensación en mi pecho era extraña, pero decidí tomar seis de ellas, abrazándolas en el proceso, como si intentara consolar el oscuro color que poseían.

Seguí visitando aquel lugar hasta toparme con el dueño del castillo. Su piel pálida, sus ojos oscuros y su estatura semejante a la mía, me mostraron que no era tan intimidante como lo había pensado. Le pedí perdón por el hurto de sus rosas, a pesar de que a él parecía no preocuparle. Me mantuve a su lado varios días, fui a visitarlo con la excusa de las flores, pues había descubierto, dos días después, de que no era el verdadero dueño del lugar. Era solo una marioneta que el hombre usaba para no mostrarse.

Conocía la historia de Shawn, pero eso no me impidió ir a verlo.

Conocía el riesgo.

Conocía mi destino.

Pero, también, conocía el amor que sentía por él.

El amor que mi corazón albergaba desde que lo vi escondido detrás de aquel ventanal, desde que supe que aquellas hermosas y dulces palabras venían de su parte y no de Adam. Cuando se mostró ante mí, no pude más que adorarlo aún más. Su imagen era una obra de arte y sus palabras era hermosos versos dirigidos a mí. Mi amor fue incrementando poco a poco, mis manos lograron acariciar la fría piel de su rostro y mis labios tuvieron la dicha de probar los suyos.

Sentí el amor por primera vez al lado de aquel vampiro de frívola piel, pero cálido corazón. Me sentí protegido, amado, vanagloriado y sumamente feliz con él. Sentí como mi piel se estremecía cuando sus brazos me tomaban y me colocaban al lado de su cuerpo, reposando sobre su cama y disfrutando de la sensación de permanecer juntos toda la noche.

Había apostado por nuestro amor tan arduamente que no pensé que perdería.

Pero, lo hice.

Cuando sus palabras hirientes llegaron a mi corazón, supe que todo lo que había ocurrido entre nosotros no volvería a repetirse. Sus brazos ya no me pertenecerían, ni sus labios, ni su amor. Todo desaparecería si lograba dejarlo ir.

Y todo desapareció aquella noche, cuando desperté en mi alcoba, totalmente solo y con una flor extraña en mi mano. Todo el calor había desaparecido, su fragancia se desvanecía en el aire a cada segundo y su recuerdo iba borrándose de mi memoria debido al dolor y el aislamiento de mi propio corazón.

¿De qué había servido todo lo que vivimos si al final me iba a dejar solo?

Comprendía el miedo que sentía al pensar que nuestro destino sería el mismo que el de su hermano. Sin embargo, ¿no podríamos luchar y cambiarlo por completo? Si él me hubiese pedido que huyera, lo habría aceptado sin importar absolutamente nada. Hubiese dejado a mi padre en un lugar seguro y me hubiese ido con él, hacia el fin del mundo si me lo hubiese pedido.