El amor de un yakuza.

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No me agrado la manera en que me miraban, me daban miedo. Solté la maleta, saldría corriendo.

—No intente escapar abajo hay más —su voz seria indicaba que decía la verdad.

El que hablo es más corpulento, alto, con un corte de cabello como el de un militar, piel oscura y sus ojos eran de un café intenso; su compañero media 3 cm menos, parecía menos corpulento pero no menos fuerte, tiene el cabello castaño y corto, piel morena y ojos cafés.

—Joven Takaba lo esperábamos, tenemos órdenes de llevarlo a casa —dijo el otro con un tono más amable.

 —Chicos, pero si ya estoy en mi casa —reprimí mi sonrisa al ver el rostro de mis observadores, al parecer no les hizo gracia mi broma.

—Sabe a lo que nos referimos joven —dijo el peli-castaño de manera educada y paciente.

—Mira niño, las ordenes son claras, llevarte sin importar el método que usemos —La voz del grandote sí que daba miedo y su manera poco cordial no ayudaba.

—Ok chicos, no les daré problemas, los acompañare, permítanme dejar mis cosas y seré todo suyo —levanté mi maleta y caminé en dirección a la puerta, saque mis llaves.

—Lo siento joven, no puede pasar son ordenes —dijo el más delgado.

El grandote me tapo la entrada mientras el otro me arrebato las llaves y la maleta.

—Vámonos joven —dijo amablemente.

Cada uno se posicionó a uno de mis costados, salimos del edificio, ahí estaba estacionada la lujosa limosina negra y una camioneta negra también de Asami.

Pareció un convoy para trasladar un preso de una cárcel a otra. El chofer de la limosina estaba parado a lado de la puerta con el mismo porte que mi escolta, en cuanto me acerque abrió la puerta, apenas estaba sentándome cuando cerro y con seguro.

Mi escolta se disolvió el grandote subió a la camioneta y el otro a la limosina, oí que el último de ellos llamaba por celular y cuando se percató de que lo veía por la ventana (comunicaba la cabina principal con la de atrás) la cerro, ya no escuche la conversación pero seguro le aviso a su jefe de mi captura y que iba en camino a la jaula.

Llegamos a la casa de Asami ya eran más de las 10:00.

Cuando abrió la puerta uno de los chicos movió su mano indicándome que saliera, ya afuera vi que la camioneta ya no estaba, se había separado de nosotros durante el camino; seguí al hombre alto, voltee al oír pasos, era el chico amable (él traía mi maleta).

Ya en el elevador me surgió una duda.

—Chicos, disculpen inmiscuirme en sus pensamientos pero quisiera saber ¿Por qué me traen a aquí? ¿Por qué no, me presentan ante su jefe? —Odio esperar y más si no sé qué pasará.

Los dos hombres cruzaron las miradas y el peli-castaño dijo:

—Son órdenes del señor Asami, nosotros solo hacemos lo que nos mandan.

En ese momento el elevador se detuvo, ya había llegado a mi celda.

Abrieron la puerta y me invitaron a pasar.

—Joven, por favor espere adentro —me dieron mi maleta 

Al pasar cerraron la puerta, me quite los zapatos y tome mis pantuflas, estaba solo, mi juez tardaría mucho en llegar, deje mi maleta en la sala. Escuche mi estomago suplicar por comida, así que me dirigí a la cocina y comencé a preparar algo de comer, mientras cocinaba iba probando los ingredientes, cuando por fin termine ya estaba satisfecho.

Verano Caliente (Takaba x Asami)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora