❝ Él era como abrir un nuevo libro repleto de mis cosas favoritas, nunca me cansaría de repetirlo.
Pero este libro se encontraba sellado y lo que me mostró solo fue un producto de lo quería que viese en su portada, como si temiera que pudiese observ...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"No puedes evitar lo inevitable"
Después de aquel suceso en el parque donde no me esperaba encontrar otra imagen completamente diferente a la que había formado de aquellos sujetos, mientras la curiosidad me invadía y comprobé lo cierto que era el dicho: "La curiosidad mató al gato".
Pero de cierta forma esto no me mató a mí, sino que mato aquella imagen pura y dulce que mantenía dentro de mi corazón tratando de unir las piezas del rompecabezas, tratando de encontrar una explicación que me diera certeza a lo que ellos habían dicho, que fue decir cosas con imprudencia ante una situación nada convincente para ellos según lo que escuché.
Me sentí realmente extraña, pues no sabía si dejarme guiar por lo que había visto y me había dejado con un mal presentimiento de lo que se avecinaba más pronto de lo que pensaba. O dar paso a mis sentimientos ya formados hacía ellos y dejarlo pasar, estos sentimientos los cuales se crearon con sinceridad, amor, confianza y amistad. Realmente me había encariñado con ellos, con sus fantásticas personalidades.
Me dejaría cegar por mis sentimientos o confiar en mi mal presentimiento. Cualquiera era un camino diferente, creando cosas completamente diferentes. Sin embargo ¿Qué era lo correcto?
Eso era lo que había pensado durante estos últimos días, en los cuales evite cualquier contacto con ese par. Porque enfrentarlos y fingir como si nada hubiera ocurrido no funcionaba, mi cabeza dolía y me exigía decir la verdad. Tal vez disculparme por haberles escuchado de más sobre temas que no eran para nada de mi incumbencia.
Y durante mi lapso en ignorarlos, también estaban las preguntas de Minha, quien cuestionaba mis acciones y no recibía ninguna respuesta. Todo era confuso para ella.
Todo era un dolor de cabeza. Ignorar a mis amigos por cobarde, era difícil.
— ¿No vas a comer nuevamente?—Preguntó mi madre al ver como picoteaba con el tenedor las verduras que se hallaban en el plato, una y otra vez sin llevar ni un bocado a mi boca.
Ella también estaba preocupada por mi comportamiento pero no me preguntaba ni me reprendía por ello. De hecho nuestra relación no era de lo más buena o cercana. Se mantenía en lo neutro.
—No tengo hambre pero comí en la escuela—Excusé y todo se quedó en silencio, solo sentía su mirada sobre mi cabeza gacha—Me voy a dormir ahora.
Me levanté de la mesa para dirigirme rápidamente a mi habitación, ignorando el llamado de mi madre para que volviera a la mesa a comer un poco.
Al llegar, cambié mi ropa por algo más abrigador y me lavé los dientes.
Me tumbe boca arriba sintiendo como mi cuerpo se hundía en la calidez de mi cama sintiéndome ligeramente mejor y cerrando los ojos para disfrutar lo bien que se sentía descansar de todo.