Han Seungwoo está nervioso. Después de dos años, esta es la primera vez que está invitando a Seungyoun a casa, y se siente extraño.
Su casa es naturalmente grande, lujosa y nada modesta. Su madre y su padre tienen gustos tan diferentes como el día y la noche, es por ello que la mansión es un caos entre arte barroco-victoriano y un estilo minimalista que pierde todo el enfoque cuando está expuesto ante los detalles excéntricos que tanto son del gusto del señor Han. Seungwoo nunca se había sentido tan avergonzado de ello porque nunca antes había llevado a alguien a casa.
Seungyoun había quedado en ir justo después de dejar a Wooseok en su trabajo.
Por lo que podía calcular que, a partir de ese momento, llegaría en diez minutos o quizás un poco más de eso.Él espera no tan tranquilamente sentado sobre el alto taburete de la barra que divide la cocina y el antecomedor. Las piernas cruzadas, las manos sobre una de ellas. Un vaso con agua al frente, el molesto reloj cucú detrás marcando los tic-tac's como si fuera algún mantra. Sus nervios y su impaciencia haciendo mella en su cabeza. La idea de su mejor amigo tocando un punto tan íntimo de él como lo es su hogar y su espacio está encendiendo bombillas rojas en todo su sistema.
Y el timbre suena y él salta. Se levanta y abre la puerta con falsa tranquilidad que parece usar más para tranquilizarlo a él mismo que para otra cosa.
Seungyoun está allí y tiene una bolsa de frituras dulces en una mano y una de gomitas en la otra. Seungwoo se mueve hacia un lado y cierra detrás de Cho.
A diferencia de lo esperado, Seungyoun no mira la casa como si fuera un museo, más bien parece como si no creyera que es mucho brillo, muchas alfombras, mucho blanco lustroso sobre el café amaderado.
Él designa sus ojos sólo para mirarlo a él.
Seungwoo lo agradece.Ambos suben las escaleras de caracol y llegan a una habitación que se encuentra al fondo de un pequeño pasillo medio escondido que Seungyoun a penas hubiese notado de no ser porque Seungwoo lo guió hasta allí. Su amigo abre, y todo allí habla de Han Seungwoo y de su personalidad.
Limpio, no perfectamente ordenado. Paredes de un verde tan tenue que casi parece blanco y estanterías llenas de cómics y libros y figuras de acción coleccionables.
Es todo Seungwoo, es como se había imaginado que sería.Seungwoo se acerca a su armario y lo abre. Para sorpresa de Seungyoun, tiene bastante ropa de otros colores ajenos al beige y blanco que siempre usa. Él camina hasta allí y toma a Seungwoo de la muñeca. Lo tira suavemente para atrás y, cuando está frente a él, le echa un rápido vistazo de pies a cabeza con un dedo sobre la barbilla.
- ¿Porqué jamás muestras tus tatuajes?
- ¿Eh? -pregunta totalmente fuera de foco.
Seungyoun comenzó a preguntárselo desde que notó que su mejor amigo siempre trataba de ocultar el hecho de que los tiene. Usando playeras muy cerradas o cuellos de tortuga, manteniéndose lejos de las playeras de tirantes a pesar de que él sabe que tiene un par de ellas en su armario porque lo había visto usarlas algunas veces cuando solían salir juntos.
Pero en la Universidad es distinto, y se pregunta si lo hace con la intención de mantener la imagen de presidente estudiantil o simplemente porque le incomoda mostrar algo tan íntimo y significativo de él al resto.Conociéndolo, Seungyoun piensa que posiblemente sea una extraña mezcla de ambas razones, siendo la primera la más fuerte. Así que supone que Seungwoo contestará...
- Realmente no lo había pensado mucho -responde. -En realidad, creo que simplemente quiero mantener la imagen recta de presidente estudiantil. -Allí está. Justo eso.
Seungyoun tuerce la boca y apoya todo su peso sobre una sola pierna.
- ¿Y te importaría mostrarlos mañana? Quiero decir, creo que son muy lindos como para que los ocultes...
ESTÁS LEYENDO
Neapolitan
FanfictionEstá bien si tú le gustas a él, pero si te gusta a tí, no puedo hacer nada. El dueño de esta frase tiene el corazón adolorido.