12 Decisiones.

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Wooseok se pierde cuando la tarde del sábado llega. Caminando bajo el cielo naranja, le es imposible no pensar en todo lo que ha ocurrido.

No había reflexionado en el asunto demasiado profundamente. Con otras cosas en su cabeza, los sucesos de la noche del viernes a penas llegaban a él y le exigían un repaso mental y una explicación de cómo todo eso le hacía sentir.

Después de varios sorbos a su lata de jugo de fresa, concluyó que se sentía enormemente decepcionado e increíblemente confundido. Para empezar porque jamás tuvo claras las preferencias sexuales de su mejor amigo, ¿no es eso estúpido? Pero sin embargo, Wooseok creía firmemente que era justificable, ya que él nunca fue demasiado obvio con esas cosas. Sin importar qué, él jamás hablaría de chicas, mucho menos de chicos. Tampoco miraría a alguien por mucho tiempo sin importar cuán hermosa sea la persona. A Seungwoo nunca le había gustado alguien, así que naturalmente Wooseok desconocía sus gustos.

La única vez que entre ellos surgió un tema similar, fue cuando aclararon que entre ellos dos no había sentimientos de ese tipo, y el tema terminó tan pronto como inició.
Y por más que lo pensaba, realmente le parecía increíble cuán parecidos eran ambos. Al final de todo, les terminó gustando la misma persona.

Wooseok gruñe y gime lastimosamente. Está inclinado sobre el barandal de uno de los puentes que cruza el río Han, precisamente el mismo en el que Seungyoun y él tomaron un americano y un latte una semana antes. Era el mismo escenario, pero allí ya sólo había una persona.

¿Porqué salió corriendo esa noche? No lo sabía a ciencia cierta. Pero de alguna manera pensó que él no pertenecía allí. Porque aquellos dos eran mucho más unidos que cualquiera, porque ambos se veían bien, porque, a pesar de que el tiempo pasó y pasó, ni Seungwoo ni Seungyoun se separaron.

¿Quién era él para meterse entre los dos, después de todo? Amistad o amor, no eran palabras pequeñas. Así que se sentía incapaz de arrebatarle su amor de años a Seungwoo sólo por el suyo de una semana. Y Seungyoun... bueno, no sabía exactamente qué hacer con él, ni siquiera quería pensar mucho en eso.

Sintiendo la lata vacía entre sus manos, lo único que tenía claro era que, definitivamente, no quería lastimar a Seungwoo. Así que pasara lo que pasara, lo evitaría a toda costa.

Se sentía agotado, tanto física como mentalmente. Tenía que tomar un descanso de todo.

Al otro día, a medida de que el cielo se fue aclarando, Seungwoo se decepciona más de sí mismo. Es testigo de la oscuridad de la noche y también de la claridad dócil del amanecer.
Con ojos cansados, ve la frágil luz colarse por la ventana. No ha podido dormir, y el día anterior ni siquiera salió de su habitación.
Repetidas veces, detuvo el impulso de tomar su móvil y llamar a Wooseok, o a Seungyoun. Así que, respetando el acuerdo al que llegó con este último, se pasó día sí y noche también pensando en qué hacer. Como resultado, mil complejos y unas horribles ojeras debajo de sus ojos.

Siendo totalmente coherentes, lo mejor sería dejar que sus dos mejores amigos continúen con la cosa que tenían antes de que él echara a perder todo. Perderse él y hacer como si nada, seguir siendo amigo de ambos y soportarlo todo por el bien de todos.

Siendo totalmente egoístas, tomar a Seungyoun para sí mismo, y ya está.

Pero esos besos le revuelven el estómago y las ideas, y vuelve a partir desde el inicio.
¿Porqué Seungyoun lo besó la segunda vez? Bastaba con una palma sobre su boca para hacerlo callar, o un golpe, quizás incluso una simple palabra, eso no lo habría confundido tanto.

Al final de tantas vueltas alrededor de ese beso, supo muy dentro de sí que aquello fue un mero arranque, un impulso momentáneo, quizás un consuelo. No significó nada y sabía que jamás representaría en Seungyoun lo mismo que sería besar a Wooseok. Le dolía más después de haber llegado a esa conclusión, pero no podía hacer más que olvidarlo.

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