Distorsión

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Miraba por la ventana, el cristal que separaba la fría lluvia de la calidez de mi casa. De pronto a mi mamá se le ocurre mandarme a la tienda, porque no quedaba pan.

-Mamá no jodas, ¿no ves como llueve afuera?

-De todas formas vas a ir, no queda pan y ya sabes como se pone tu padre cuando no hay pan…

Replicando entre dientes salí de mi casa con un impermeable.

Habían pocos postes de luz funcionando y por la oscuridad no podía distinguir bien, así que me tropecé varias veces. Esto sumado a que tenía mucho frío hizo que me pusiera un poco de mal humor.

Finalmente llegue a la tienda, y adivinen… estaba cerrada. Esto logró que me enojara aún más y sin pensar claramente golpee con toda mi fuerza el vidrio de la tienda, este por supuesto se rompió y mi mano ya no solo estaba empapada por la lluvia, sino también de sangre. Estaba tan distraído que no me di cuenta sino hasta unos minutos después que un perro callejero estaba lamiendo mi ensangrentada mano, cuando me percaté de el intenté alejarlo, pero eso lo enfureció más y comenzó a morderme.

Intente ignorarlo y continué mirando por el espejo, el cristal que separaba la fría lluvia de la calidez de mi casa. Una mano ensangrentada surgió de él y quedo completamente roto.

No le presté atención a lo que acababa de ocurrir ya que estaba concentrado en los gritos de mi madre mientras era asesinada por mi padre, al fin y al cabo, no había pan.

-Hijo, ¿donde está el pan? – Preguntó mi madre

-La tienda estaba cerrada – Respondí secamente

-Oh no, si no hay pan entonces tu padre…

Subí a mi habitación y me puse a mirar por el espejo, el cristal que separaba los gritos de mi madre del silencio de mi hogar.

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