—No.
Una simple palabra con dos letras y una sílaba me dejo en la ruina en ese momento.
—¿De que hablas Henz?— Murmuré en un susurro para que nadie escuchara el pánico que crecía sin control alguno en mi pecho.
Todos nos miraban en silencio mientras los segundos transcurrían como si fueran horas.
El sacó su anillo del dedo y me lo entregó algo dolido pero decidido, y eso fue lo que más me afectó, Ryan estaba más que decidido.
—Selene, eres una gran persona; Hermosa, inteligente y astuta, pero no eres la mujer que quiero en mi vida.
Quería llorar, gritar y decirle que no, que el me amaba y las cosas no eran así, pero no dije nada. Me dediqué a verlo irse del altar y oír los murmullos de las personas.
Mamá me veía decepcionada y papá sólo peleaba con la familia de Ryan Henz.Bajé del altar con el orgullo destrozado pero aparentemente intacto y caminé por el pasillo hacía la salida.
—Y si se lo preguntan— dije en voz alta recibiendo mas lástima de la que debería — esto es su culpa— señalé a nuestras familias perfectas, culpables de todo esta fachada— ¡Nos presionaron a casarnos con alguien que no conocíamos, fingimos amor cuando solo sentíamos confusión! ¿Y saben que es lo peor? Que permitieron que llegáramos a sentir, a sentir algo que siempre fue un teatro por dinero, ¡Ni siquiera conozco a las personas que estan aquí! Son sus socios, obvio, pero se suponía que era algo especial para nosotros ¿Por qué no dejaron que algo de este teatro fuera real en una parte?— me quité el anillo y lo tiré al altar asqueada— se suponía que eramos sus hijos y aún así nos trataron como objetos en venta. Tan solo... Solo queríamos su amor.
Padres, esto es una despedida e incluso, desde hace mucho perdieron la oportunidad de ser llamados padres, siempre fueron unos extraños para mi.Con eso ultimo me alejé completamente de la iglesia.
No lloré, ni me derrumbé, seguí intacta.—¡Selene!— sabía que la gente de la plaza pública me estaba observando con lastima, pero no me importaba, desde ese día me volví mas fuerte de lo que antes no fui capaz, dejé de ser la chica asustada de sus padres que esperaba que un caballero con armadura reluciente la salvara de esa tortura, porque desde ese día me convertí en mi propio caballero de armadura reluciente.
—Lyo... Se que eres como el hermano que nunca tuve, pero quiero irme ¿Si? Quiero dejar toda esta mierda en el pasado y empezar de nuevo— me senté en el suelo derrotada, agotada de todas las cargas que había tenido que soportar para obtener ningún resultado.
—¿Sabes? Aveces arriesgamos todo para saber lo que en verdad sentimos, eso incluye afectar a unas cuantas personas en el proceso.
Lyo se sentó junto a mi quitándose su corbata, desearía que me hubiese tocado casarme con el falsamente, sería mas fácil de sobrellevar.
—Ojalá Henz me hubiera dicho sobre su espectáculo antes de hacerlo, quizás no me afectaría tanto como ahora.
—Bueno, no pensó en eso— recosté mi cabeza en su hombro deseando que ese momento en donde solo estábamos el y yo viendo a la gente pasar como si nada, sin responsabilidades ni tensiones, durará para siempre.
—Gracias por estar aquí, a pesar de que hace unos segundos quería estar sola— Esperamos unos minutos más sentados sin decir algo más.
Decidida me levanté y le tendí mi mano— ¿Me acompañas?—Siempre.
Quisiera decir que desde aquí empezó todo, pero nuestra historia inició mucho antes sin siquiera saberlo.
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El Silencio De La Verdad
MizahSelene Ameland, una mujer directa e impulsiva por naturaleza, que ha sufrido por amor y se rehúsa a sobrellevarlo de nuevo. Leopold Lyoness, un hombre divertido y calculador características propias del excelente empresario que es. Ambos son mejores...