Algunos piensan que los dragones realmente existieron en tiempos inmemoriales, inspirándose en fantásticas leyendas que así lo afirman...
Bestias que podían transformarse en lo que quisieran inclusive en humanos para así poder mezclarse entre ellos...
Izuku empaco lo que considero necesario: algunas ropas; porque no iba a usar las de ese dragón, medicinas, hierbas secas, apuntes en hojas tratadas, telas para vendar y sobre todo su preciado diario.
—parece que... Te vas mucho tiempo — la voz de Denki sonó triste y apagada, Izuku sabía por qué se oía así. Llevaba una hora desde que se calmó —¿piensas volver?... ¿Qué le diré a tu madre? ¿Estás seguro que haces lo correcto? — y de nuevo lo atacó con preguntas y pequeñas insinuaciones para que detuviera lo que sea que esté haciendo.
—ya hablamos de eso... —abrocho las hebillas de la maleta —te explique la situación y.. —
—Prométeme que estarás bien y que no serás esclavo de ese bárbaro —
Izuku rió por lo dicho, sujeto su mano limpiando sus lágrimas—vendré cuando los bebés estén bien— aun para Denki era demasiado asimilar el hecho de que su amigo vaya a cuidar crías que ni son suyas— Además tu sabes que es como una paga por haberme salvado la vida. —le abrazo con fuerza, suspiro e hizo que vea a los ojos —he pensado que ellos podrían ayudarnos. Una parte de mi confía en ese dragón porque así como nosotros ellos buscan a los usurpadores... Los que los cazan... Y si logro descubrir lo que pasa, nosotros estaremos a salvo. —Denki parpadeo, no había pensado en esa posibilidad de que ellos sean una salida. Quizá las coincidencias no sólo sean eso—además note que ese dragón te miro de una forma muy peculiar —dijo picaron refiriéndose a Kirishima. Denki frunció el ceño colorando las mejillas.
—¿d-de que hablas?... ese dragón como los llamas solo parece ser un bárbaro que come ovejas—
Izuku rió un poco y lo abrazo una vez más—volveré, cuídate mucho y a mi madre. —le sonrió poniéndose de pie para retirarse con su maleta—
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Izuku caminaba entre los arbustos donde días antes Katsuki había pasado. Ahí, echado en el pasto, estaba Kirishima al parecer dormido. El de pecas resoplo y se acercó a la enorme bestia picando su hocico –hey... —le llamó con cautela —Kiri.. —volvió a llamar hasta las irises rojas se abrieron. El enorme reptil giro sobre su cuerpo olfateando al pecoso provocándole cosquillas —ya basta...—reía —¿él te envió? —Preguntó sabiendo que no entendería —supongo que si— algo en su interior se sentía bien. Después, Kirishima se agazapo para que Izuku subiera —ah no... yo planeaba ir a pie.. — y comenzó a caminar. Volar todavía no era algo que pudiera asimilar —tu solo debes guiarmeeeee..... Ahhhh! —y ahí estaba de nuevo, siendo sujetado por el dragón y aventado a su espalda. De inmediato alzó vuelo repartiendo las pequeñas hojas naranjas por doquier con un Izuku aterrorizado enganchado en sus escamas.
Katsuki traía enormes peces, los aventó al suelo junto con las maderas que servirían de leña. Observó por unos segundos el lugar, de alguna forma se sentía... vacío. Aunque no entendía ya que siempre había sido así desde que dejó la manada. Él y su estúpido sirviente y ¿por qué no? Amigo. Gruño quitándose el resto de la ropa para tenderla en las hojas enormes del lugar. Quedando solo con un pequeño trozo de tela cubriéndole lo importante. Mientras meditaba si era en verdad necesario que ese omega viniera a cuidar esos huevos. Si lo pensaba bien, no necesitaba hacerlo, es decir, fue idea del idiota de Kirishima, traer a ese omega solo les ocasionaría problemas y su paz mental se iría a la mierda. Porque ese pecoso era rebelde, muy delgado y...