Algunos piensan que los dragones realmente existieron en tiempos inmemoriales, inspirándose en fantásticas leyendas que así lo afirman...
Bestias que podían transformarse en lo que quisieran inclusive en humanos para así poder mezclarse entre ellos...
Desconocía dónde se encontraba, pero podía oír voces a lo lejos y muchos aromas mezclados con velas de cera de pino. Parecía más un hogar que una especie de prisión.
Al abrir los ojos, una lámpara le dio la bienvenida, colgaba del techo meciéndose por la brisa que entraba de algún lado. Giro la cabeza enfocando bien y reuniendo todos sus pensamientos para descifrar lo que había pasado. Lanzó un suspiro e intento incorporarse para caer en cuenta que estaba en una cama. Sus cinco sentidos regresaron y su fuerza le ayudo a salir de la misma y buscar a Denki y Kirishima. Pero en la salida una sonrisa amistosa se topó con él.
—¡Hola! Has despertado. Lamento el trato que te di antes pero…¡calma! ¡no te haré daño! — el hombre esquivaba los golpes que el omega en su defensa intentaba dar hasta que el hambre le hizo parar pero sin bajar la guardia.
—¿Donde estoy? ¿donde están mis compañeros? —
—Si eso, estas en una base digamos secreta. .. Tus amigos están bien, uno dormido y otro comiendo. Creeme que si no fuera porque tu amigo rubio se interpuso estaríamos todos calcinados...— el hombre se rió entregándole a Izuku unas prendas nuevas —los dragones saben pelear muy bien eh...— los ojos del omega se agrandaron esparciendo su aroma angustioso por el lugar. ¿Este hombre conocía de ellos? ¿era un cazador? Entonces le gruñó.
—Calma...estoy de tu lado...soy Keigo, y he seguido el rastro de los que llaman usurpadores... muchos omegas de mi pueblo desaparecieron también ...pero no creí que estuvieran tan cerca de nuestros territorios— dijo cruzándose de brazos —Izuku escuchaba atento, bajando la guardia olfateando sus palabras —ven, tu amigo no ha dejado de preguntar por ti.
—¿Por qué nos trajiste?—
—Los empece a seguir después de la trifulca...— se encaminaron a lo que parecia un comedor improvisado— escuche que tenían en la mira a omegas de aquí. Mi trabajo como centinela me ayudo a saber más. Muchos de nosotros fueron pagados para dejarlos pasar pero por supuesto fingí estar de acuerdo. Fué así que intentaron llevarselos, y escuche que dieron pelea, sobre todo uno de ojos verdes… Supongo que eres tú—Keigo le sonrio entregandole su preciado diario. Izuku lo tomo celoso y lo guardo entre sus ropas sin apartar la vista del mayor.
—¿Lo leíste....?— ahí tenia a Katsuki.
—No soy de ese tipo— Keigo le invito a tomar asiento junto con otros omegas que esperaban la cena. —Apuntaban a tu amigo pelirrojo...y si se transformaba seria un problema ¿cierto?—
Izuku guardó silencio. ¿Podría Keigo saber de los dragones? O solo lo estaba intuyendo. ¿Debia decirle de Katsuki? Vio a lo lejos a Denki que comía junto con Eijiro, éste al sentir su aroma fue hacia él —debemos hablar bien — y así él pueda saber si era conveniente decirle o no.
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Mientras comían, Izuku hojeo el diario y paso sus dedos en el carbón encerado sobre los dibujos de su viaje y de los bebés… Los bebés ¿estaran bien? Los extrañaba demasiado ¿habran aprendido a volar?. Sollozó en un anhelo de volver a verlos ….a ellos y a Katsuki.