Auron le estaba dando de comer a Frederick cuando le llegó un mensaje. Minutos después de recibirlo, salió rápidamente de su hogar para dirigirse a la casa de uno de sus compañeros.Se había tardado media hora en llegar pues cruzar el lago no era tan sencillo como se veía. Le dolía un poco los brazos por remar, no estaba acostumbrado a hacerlo.
No tuvo la necesidad de tocar la puerta pues el dueño se encontraba en su patio.
—Hola calvo —Saludo de espaldas el propietario de la bonita y nueva casa— Ya me dirás ¿qué es eso que tanto quieres que haga?
—Hola rubius —Veía como acomodaba sus materiales— Mira, lo que te voy a pedir es algo simple así que no te preocupes
—Mientras me des diamantes —Dijo el de orbes avellanas— me da igual si es complicado o simple, lo haré. No me preocupa
—Si es así... —Sabía que había ido con la persona correcta— Necesito que averigues algo por mi
—Pan comido —El menor sonrió, sería tarea sencilla— ¿A quién debo acosar?
—Luzu —Soltó un poco nervioso el de orbes café
—¡¿Luzu?! —Ahora ya no era tan sencillo, no quería espiar al castaño
—Si, pero no debes acosarlo o algo por el estilo —Trato de calmar al más alto— Solo quiero que le preguntes discretamente algo
—Oh, bueno así ya no es tan malo —Suspiró, relajándose— ¿cuál es la pregunta que debo hacerle?
—Bueno... eh... —Ya no le parecía buena idea el haber pedido ayuda— es sobre quien —Desvió su mirada del menor hacia el lago— Quien le gusta
El de cabellera clara se sorprendió, eso realmente no se lo esperaba. Sonrió casi al instante— ¿Por qué? ¿Acaso estas celoso?
—¿qué? —Sus mejillas se tornaron levemente rojas— ¡No!. Claro que no
—¿Entonces? —Lo vio con los ojos entrecerrados junto a una sonrisa socarrona— ¿Por qué quieres saberlo?
—Porque... porque... —Quería salir corriendo de allí— Porque el me dijo que gustaba de alguien y-y me pidió ayuda. Si eso —Trataba de convencerse más a sí mismo que al chico que tenía en frente
—Ya... —El de orbes avellanas simplemente no le creyó, aún así le siguio el juego— Entonces, recapitulemos, ¿tu quieres que le pregunte a Luzu quien le gusta porque vas a ayudarlo?
—Si, exacto —El mayor trago seco— Quiero aconsejarle bien pero para eso debo saber quien le gusta
—Bien... —La realidad era que él ya sabía de quien gustaba el castaño— Lo haré más tarde. Son diez diamantes —Sonrió
—¡¿diez?! —Debía estar bromeando el de mechones caramelo— Pero si solo le irás a hacerle una pregunta
—Si, pero sobre algo personal e íntimo —El menor no iba a desaprovechar la oportunidad— Pero si te parece demasiado, busca alguien más...
El contrario suspiro, no iba a volver a pasar por esa vergüenza— Esta bien, te pagaré los diamantes
El de ojos claros sonrió victorioso. No solo había conseguido diamantes gratis sino que también iba a ayudar a juntar a ese par que tan bien se veían juntos. Suspiró, ojalá le pasase algo asi, pero nadie gustaba de él... o eso creía.
Por otro lado, Luzu se encontraba en la casa de uno de sus mejores amigos. Ya tenía todo su próximo plan listo, solo debía ejecutarlo y con la ayuda del ojimorado y el albino sabía que lo conseguiría rápidamente.
