Se miraba fijamente en el espejo, su cabello ahora estaba corto y peinado. Sus ojeras tan marcadas ahora apenas eran visibles y sus ojos tenían nuevamente ese característico brillo y alegría de toda la vida.Su ropa ahora trataba de unos jeans azules junto a una camiseta negra. No quería volver a ponerse su antiguo abrigo pues este le recordaba todos los errores que anteriormente había cometido. Y no solo con el pelinegro.
Se acerca a su armario, tomando una camisa color verde aceituna para colocarse la encima. También tomo su gorro, pero al hacerlo cayó una cadena de él. Esa cadena se la había dado una persona muy especial para él hace mucho tiempo. Se la puso.
Sonrió a su reflejo, dando su mejor cara. Y con inseguridad comenzó a salir de su casa, bajando por las largas escaleras que le llevaban al pueblo y a la vez al hogar del su antiguo amigo.
Cerro los ojos por un momento, respirando profundamente mientras disfrutaba de la brisa. Al abrir sus ojos, se sintió más relajado y seguro de si mismo, con determinación se dirigió al pueblo. Al estar allí, se llevó muchas miradas.
Ignorando las, continuó su camino hasta que tropezó con alguien. Avergonzado, se disculpó de manera rápida. Al levantar la mirada se sorprendió al ver a Lolito.
—¿Luzu? —El contrario solo asintió un poco incómodo— No te habia reconocido. También lo siento
—Si... bueno no hay problema... —aún se sentía algo dolido por la traición del pelirrojo— ...yo ya debo irme...
—Oh, si claro... —no pudo añadir más pues el castaño ya había comenzado a irse
El ojiverde algo desanimado por la actitud de su antiguo compañero, siguió su camino. O quizás no pues cierto azabache se encontraba frente a él.
—Aquí estas Lolito —dijo acercándose— ¿Quién era con el que hablabas?
Auron veía como aquel desconocido se desvanecía a la lejanía, aunque se le hacia familiar.
—Era Lu... —se detuvo antes de completar el nombre. Se le habia ocurrido una grandiosa idea
—¿Era? —Pregunto al ver como se había callado de repente el de ojos esmeraldas
—Nadie importante —dijo alzando los hombros mientras comenzaba a caminar.
Dejando confundido al pelinegro, sonrió maliciosamente. Ya sabía como unir nuevamente a Auron y Luzu. Pero necesitaba ayuda y como el alcalde que era, recibirla no le iba a costar nada.
Tomando su celular, abrió sus contactos y le envió un mensaje a tres distintas personas.
"Alex necesito que encuentres a Luzu y lo lleves a la heladería."
"Fargan debes vaciar la heladería, ahora. No puede haber nadie allí en 10 minutos."
"Mangel, te quiero mi niña <3"
Una vez lo hizo, se adentró al ayuntamiento junto al pelinegro. Ambos subieron a la segunda planta y se acomodaron en el despacho del pelirrojo. Este solo iba a esperar a que su plan se pusiera en marcha para hacer su parte.
A los pocos minutos debe haber enviado los mensajes. Recibio las respuestas a estos.
Alex: Y por qué debería hacerlo??
Fargan: Claro. Pero ¿qué recibiré a cambio de hacerlo?
Mangel: Yo igual mi niña uwu
Sonrió por el último mensaje. Pero regresando a los anteriores, suspiró. Sabia que no lo iba a salir gratis. Le envió lo mismo a ambos.
"Solo hazlo, luego hablamos de diamantes o lo que quieras."
Y sin recibir reclamos, unos 15 minutos después ambos chicos habían hecho su parte. Ahora le tocaba a él hacer la suya.
—Auron ¿has visto la nueva heladería que hay en el pueblo? —Pregunto Al azabache el cual se encontraba tratando de entonar una canción en el piano.
—Si, como para no verla si esta al frente de mi casa —dijo restandole importancia— No he ido la verdad
—Entonces vayamos —y sin dejar opción a contestar al azabache lo tomo del brazo y lo llevo a dicho lugar
Tratando de zafarse el de ojos oscuros, no cayó en cuenta de la presencia de ciertos policías de Karmaland. Los cuales solo veían la escena esperando hacer lo que restaba del plan.
Una vez llegaron al local. Lolito empujo al mayor en el interior de este para después cerrar las puertas detrás suyo. Alex y Fargan se acercaron donde él y colocaron bloques reforzados en esta. Así no podrían escapar.
Su plan ya estaba casi completado, a excepción de la colaboración de los que estaban atrapados. En ellos estaba que todo se arreglará.
Antes de irse junto a los otros dos, le envió un mensaje al azabache el cual se encontraba confundido y un poco molesto.
"Dije que iba a ayudarte así que aprovecha esta oportunidad para arreglar las cosas con él. No la cagues."
Y sin más se retiró del lugar, esperando que lo mejor suceda sin importar que sus esperanzas fueran pocas o meramente nulas. Creía que su plan iba a funcionar y quizás sí, si podría hacerlo.